Artículo extraído de la guía de la especialización a distancia en TDAH e inclusión educativa, (Fernando Bryt y cols 2019) [email protected] Trastorno por déficit de atención e Hiperactividad – TDAH Existen varios mitos sobre el Trastorno por déficit de atención e hiperactividad-TDAH, entre ellos, que la medicación es sinónimo de tratamiento, que solo medicar es un tratamiento adecuado, que el TDAH no se cura o que es un trastorno sobre- diagnosticado. Pero el hecho que despierta más polémica dentro de los expertos en el tema es la clasificación diagnóstica del DSM. Esta incluye, en un mismo diagnóstico, dos trastornos con manifestaciones totalmente distintas y en ciertos casos opuestas. Un 40% de personas diagnosticadas con TDAH son del sub-tipo inatento. El debate consiste en si éste es un subtipo o un trastorno diferente. El psicólogo Russell Barkley, junto con otros referentes en el tema, lo llaman Trastorno por Tempo Cognitivo Lento. Este será posiblemente un trastorno diferenciado en el futuro llevando éste u otro nombre. Los inatentos procesan la información de forma lenta y dispersa a diferencia de los hiperactivos-impulsivos que lo hacen en forma rápida y desordenada. Los inatentos son introvertidos, ansiosos, aprensivos y desarrollan, predominantemente, trastornos afectivos a diferencia de los hiperactivos-impulsivos que son extrovertidos y expansivos desarrollando, predominantemente, trastornos de conducta. En todo caso el tratamiento multimodal también es diferenciado y con objetivos distintos en su inclusión educativa. Pulsa aquí para ir a la debate: Del capítulo: Alteraciones emocionales y neurobiológicas en tus hijos, del libro: Alternativas al Castigo.Educación emocional en la familia. Fernando Bryt. Ed. Fin de Siglo. Descripción del trastorno El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad- TDAH es frecuente, afectando entre un 3 y 7% de niños en edad escolar, (APA, 2000). El manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSMIV-TR) de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, 2000) define el TDAH como un trastorno psiquiátrico de inicio en la niñez que evidencia un desarrollo inapropiado de la capacidad de sostener la atención en tareas que requieran esfuerzo (déficit de atención), de controlar la actividad motora de acuerdo a la situación (hiperactividad), así como de la capacidad de espera y de evaluar la situación antes de actuar (impulsividad). Para el diagnóstico el sujeto debe de manifestar estos síntomas antes de los 7 años, con tal frecuencia e intensidad, que lo afecten en su funcionamiento social, académico y generen un sufrimiento clínicamente significativo en el propio niño o en su entorno. Como diagnostico diferencial se deben descartar fundamentalmente un medio familiar desestructurado, el retraso mental y el trastorno bipolar de inicio temprano. El DSMIV-TR clasifica el TDAH en tipo combinado, tipo con predominio del déficit de atención (que no manifiesta hiperactividad) y tipo con predominio hiperactivo-impulsivo (APA, 2000). El TDAH es un trastorno mental de origen neurológico con componentes genéticos. Produce en los niños que lo padecen hándicaps sociales, académicos y emocionales que afectan en forma significativa su desarrollo socioemocional y lo predisponen a otros trastornos, que suelen aparecer con frecuencia en el desarrollo del niño en forma secundaria al TDAH. Según Barkley (1997, 2000a) la mayoría de niños diagnosticados de TDAH llegan a la consulta a partir del tercer año escolar, pero suelen comenzar sus problemas más temprano, con un impacto negativo tanto en su adaptación escolar como en la relación familiar, manifestando disturbios emocionales y conductuales significativos. Su pobre autorregulación emocional dificulta el control de la ira y la tolerancia a la frustración. La impulsividad lo involucra en continuos problemas de relación social, adaptación a las normas, lo hace más propenso a tener conductas de riesgo y a sufrir accidentes. Suelen meterse en problemas y en peleas más frecuentemente que otros niños. Asimismo, por su desnivel en la capacidad de atención y regulación motora; tienen dificultades para mantener la atención en una tarea prolongada, como atender en clase, hacer los deberes o escuchar a los adultos. Frecuentemente se olvidan de sus cosas, dirigen la atención hacia otras actividades antes de terminar una tarea o tienen dificultad para permanecer sentados y quietos en una situación que así lo requiera. Sus dificultades académicas derivan con frecuencia en trastornos de aprendizaje con mayores posibilidades de fracaso escolar (Barkley, 1997). El niño con TDAH manifiesta conductas impulsivas, como cruzar la calle sin mirar, contestar antes de que se termine de preguntar, no esperar turno, actuar sin tener en cuenta el contexto, golpear a sus compañeros cuando lo que quiere es jugar y otras conductas de riesgo en las que parece no medir el peligro. La impulsividad está relacionada con dificultades del proceso cognitivo involucrado en las funciones inhibitorias cerebrales. Los niños con TDAH más impulsivos no suelen ser invitados a los cumpleaños, son rechazados en equipos deportivos y en los juegos con sus compañeros por lo que sus posibilidades de inserción social se ven limitada. Según Barkley (1997, 2002b) los padres y profesores de niños con TDAH son más propensos a utilizar estilos educativos punitivos con estos niños por lo que tiene más posibilidades de ser expulsados de las escuelas y de ser maltratados por adultos, especialmente sus padres. La sumatoria de las consecuencias del trastorno en el medio, con sus constantes fracasos y pobre adaptación social, provoca síntomas de desánimo y repercute profundamente en el desarrollo socio-emocional del niño, facilitando la aparición de otros trastornos mentales (Connor et al, 2003). Comorbilidad Es frecuente la existencia de otros trastornos que coexisten con el TDAH o que son provocados por éste en la evolución del mismo. Los problemas socio-emocionales y los trastornos asociados empeoran el pronóstico. Los problemas psicológicos asociados al TDAH como el desánimo, la construcción de una identidad basada en sus dificultades y baja autoestima, su pobre adaptación escolar y las crisis familiares provocadas por el trastorno implican a menudo un sufrimiento mayor que los propios síntomas del TDAH y agraven los mismos, por lo que deben de ser abordados en el tratamiento. Un número importante de niños diagnosticados de TDAH presentan, además, trastorno negativista desafiante (35-60% en muestras clínicas y comunitarias), trastorno disocial (30-50%), trastornos específicos del aprendizaje (10-26% cuando se utiliza un criterio restrictivo; entre 30-40% con un criterio más laxo), trastornos del estado de ánimo (20-30%) o de ansiedad (25-40%). Al llegar la niñez media el niño con TDAH de tipo combinado o con predominio hiperactivo-impulsivo, que no ha tenido un tratamiento adecuado, es más propenso a desarrollar un trastorno negativista/desafiante, caracterizado por las mentiras, los engaños, la desobediencia, la desadaptación a las normas y el desafío a los adultos (Connor et al, 2003). En su evolución los adolescentes con TDAH, dependiendo del medio socioeconómico y cultural y de la estructura familiar, tienen más posibilidades desarrollar un trastorno di-social, caracterizado por conductas delictivas, maltrato a animales o personas. Asimismo, aumentan las posibilidades de abuso de sustancias, de atentar contra su vida y de derivar en trastornos depresivos (Barkley, 1997). Al llegar a la juventud los sujetos con TDAH tienen más experiencias problemáticas en el trabajo y un incremento en la posibilidad de conductas antisociales (Fischer, et al 2002) 3.2 Tratamiento Hoy en día hay consenso científico en cuanto al tratamiento multimodal, desde diferentes enfoques y en diferentes contextos, combinados según las necesidades concretas de cada niño. El tratamiento multimodal parte del trípode psico-educación, medicación e intervención psicosocial (fundamentalmente con abordajes cognitivos- conductuales, dirigidos al niño y su contexto cercano; familia-escuela). El tratamiento está orientado tanto a los síntomas centrales del trastorno como a los síntomas asociados, en las diferentes áreas de funcionamiento del niño (Barkley, 2002a) Tratamiento conductual La modificación de conducta integra un conjunto de estrategias de control de contingencias, atendiendo a las consecuencias que recibe el niño por su conducta. Parte de la premisa de que las conductas de los niños son producidas en parte y mantenidas en gran medida por su contexto, tanto en sus antecedentes como en sus consecuencias (Miller, 1975). La intervención conductual tiene como objetivo disminuir las conductas inadecuadas para el sujeto o su entorno y aumentar las conductas adecuadas alternativas a las primeras. Si las conductas adecuadas no existen, ayudar al sujeto a adquirirlas. En el tratamiento conductual dirigido a niños los padres y profesores tienen un papel fundamental, ya que son ellos los que tienen mayor influencia en el contexto en el que se produce y se mantienen las conductas de los niños. Muchas veces existe una disfunción en el contexto por lo que la intervención va dirigida a producir cambios en el mismo, controlando las contingencias. En los niños con TDAH esta intervención es necesaria ya que la sintomatología disruptiva afecta a los adultos encargados de gestionar el contexto en el que el niño se desenvuelve (Gelfand y Hartmann, 1968). Para modificar los antecedentes de las conductas se interviene sobre el control de los estímulos, sobre las rutinas, el orden, la organización familiar y escolar. Una de las consecuencias que más influye en las conductas de los niños es la atención que los adultos significativos brindan a las mismas. Es una tendencia natural que el niño busque la atención del adulto desde los primeros días de vida. La tendencia (no necesariamente consiente) de búsqueda de atención de los adultos significativos supera la cualidad y la forma en que es brindada esa atención, por lo que muchas veces los adultos cometen el error de brindar atención negativa (gritos, sermones, críticas, enfados, etc.) con la intención de disminuir las conductas inadecuadas de los niños y producen el efecto contrario, manteniendo las conductas al brindar especial atención al niño por las mismas. Los niños sin ser consientes buscan la atención de los adultos y aunque sufriendo muchas veces por sus reprimendas continúan privilegiando la atención que estas generan en los adultos (Wolraich, 2002). Si lo que se busca es enseñar o aumentar una conducta adecuada se utiliza el modelaje y el refuerzo o atención positiva. Para disminuir conductas inadecuada se utilizan técnicas de extinción (ignorar sistemáticamente una conducta) y el castigo, que en las corrientes teorico-técnicas actuales de modificación de conducta se aplica ligado a los que se denomina consecuencias lógicas reparadoras, coste de respuesta y retirada de privilegios (Pelham y Hoza, 1996). Estas nociones difieren de lo que culturalmente es entiendo por castigo, ligado más al sufrimiento corrector que ocasiona la sanción y a la descarga emocional del adulto que lo aplica Las técnicas conductuales se presentan siempre de una forma integrada atendiendo a las particularidades de cada caso. Las estrategias de economía de fichas, donde se integra refuerzo positivo y coste de respuesta con retirada de privilegios son frecuentemente utilizadas. La aplicación del control de contingencias basadas en las técnicas de modificación de conducta ha mostrado su eficacia tanto en la familia como en la escuela (Maughan et al, 2005) Entrenamiento conductual a padres ECP El entrenamiento a padres en modificación de conducta es una intervención reconocida en el ámbito académico y científico para el tratamiento de niños con problemas disruptivos o como medida de prevención primaria, secundaria y terciaria, al enseñar a los padres principios y habilidades educativas saludables para ser aplicadas en contexto natural del niño (Gottfredson et al, 2002) El ECP está especialmente indicado en los trastornos exteriorizados, por varias razones: 1. Los padres de niños con TDAH tienen más dificultades en reconducir las conductas inadecuadas de sus hijos. 2. La mayoría de los problemas de conducta se adquieren y mantienen en el contexto natural, por lo que entrenar a quienes tienen mayor influencia sobre los niños para gestionar sus conductas problemáticas y por ende cambiar el contexto natural, incrementa la posibilidad de que estas conductas cambien (Gelfand y Hartmann, 1968). 3. El sufrimiento significativo propio de los trastornos externalizados se manifiesta no sólo en el niño, sino fundamentalmente en su entorno, en otros niños y especialmente en padres y profesores, por lo que requieren el apoyo apropiado. Los padres de niños con TDAH tienen mayor riesgo de sufrir depresión, ansiedad o discordia marital (Woodward, 1998). Las conductas disruptivas aumentan significativamente el estrés de los padres, generan falta de confianza en sus habilidades parentales y en su autoridad para educar a sus hijos. 4. El ECP provee una buena relación costo – beneficio como tratamiento psicosocial y permite un impacto poblacional mayor a otros abordajes grupales. Evidencia científica de la eficacia del tratamiento La medicación estimulante con metilfenidato, es el tratamiento más utilizado para el TDAH con buenos resultados en un 70-80%. Es la intervención terapéutica con más estudios sobre sus resultados, como lo demuestran distintas revisiones bibliográficas. Amador et al. (2010) apuntan que en más de 250 trabajos publicados y las guías clínicas de diferentes instituciones europeas y americanas, refieren el uso de los fármacos estimulantes como una de las opciones eficaces para el tratamiento del TDAH (Taylor et al., 2004). La medicación evidencia mejores resultados que las demás intervenciones en los síntomas centrales del TDAH a corto plazo, pero no a largo plazo ni en relación a los síntomas asociados (Swanson y Volkow 2009). Asimismo, han demostrado eficacia la intervención psicosocial cognitivo-conductual en diferentes encuadres, modificación de conducta en la familia y en la escuela, técnicas cognitivas de autorregulación, entrenamiento en habilidades sociales en grupos terapéuticos y entrenamiento conductual a padres (Majewicz-Hefley y Carlson, 2007, MTA Cooperative Group, 1999a, 1999b, Pelham et al 2005). En los últimos años las investigaciones sobre tratamiento de TDAH se han centrado en determinar los componentes más eficaces del mismo, coincidiendo en que la medicación con metilfenidato es eficaz en los síntomas básicos del TDAH y las intervenciones cognitivo-conductuales incluyendo el entrenamiento conductual a padres son eficaces también en sintomatología asociada y en los problemas ambientales asociados al trastorno. Las intervenciones escolares, que están siendo destacadas por las investigaciones, permiten realizar las modificaciones específicas para los niños con TDAH atendiendo a sus necesidades especiales para mejorar el rendimiento académico y las relaciones con los compañeros (Barkley, 2002b, 2007). Evidencia científica del ECP A. Evidencia para población general Existe evidencia de que las modificaciones en el estilo educativo parental producen cambios en las relaciones entre padres y niños. Los estilos de educación positiva producen en los padres mejora de su autoestima en la asunción de su rol educativo y producen aumento de la conducta positiva del niño (Mash y Johnston , 1990; McBride et al 2002) B. Evidencia para problemas de conducta y TDAH En la actualidad ha aumentado el desarrollo de programas de ECP y los estudios de evaluación sobre los mismos. El crecimiento de las investigaciones sobre el tema y las últimas revisiones demuestran su eficacia en el tratamiento de los problemas de conducta en niños y adolescentes (Piquero et al, 2009). El entrenamiento a padres para enseñarles técnicas educativas eficaces es efectivo para el tratamiento del TDAH dando lugar a disminución en el estrés parental, las discordias maritales, el comportamiento perturbador del niño y los conflictos de relación con padres y compañeros, así como en el aumento de las conductas pro- sociales del niño con TDAH en casa y en la escuela (Barkley, 1997, 2002b). Una revisión bibliográfica realizada por Maughan y colaboradores (2005) encontró que desde la década de los 70 se han publicado más de 400 reportes de investigación. Entre 1970 y 1995 ya se habían publicado diecinueve artículos de revisión (Bourke y Nielsen, 1995). Revisiones realizadas por O’Dell (1974), Moreland y Schwebel, Beck y Wells (1982), Serketich y Dumas (1996) confirman que el entrenamiento de padres es frecuentemente utilizado para el tratamiento de los problemas de conducta (Maughan et al, 2005). El meta-análisis llevado a cabo por Serketich y Dumas en 1996 examina la efectividad del ECP para modificar la conducta antisocial en niños. De un conjunto de 117 estudios su criterio de inclusión redujo su análisis a 26 estudios con grupo control, que utilizaron cuestionarios para padres y para profesores, en el que el primer objetivo era el tratamiento de la conducta antisocial. Los resultados indicaron que niños y padres que participaron en los ECP tenían mejores resultados en todas las medidas realizadas en comparación a los grupos control, aumentando la autoestima y la cooperación entre la pareja para resolver los conflictos. Graziano y Diament (1992) encontraron que los resultados del ECP eran muy efectivos en tratamientos de problemas específicos incluyendo el TDAH. Generalidad y exportabilidad de los programas de ECP Los programas de ECP manualizados son útiles para evaluar las intervenciones psicosociales, sin embargo la implementación de estos programas debe de adaptarse a las características particulares de la población participante (Hoagwood y Jensen, 1995. Weisz, et. al 1995). El programa manualizado de Barkley, Defiant Children: A Clinician's Manualf or Assessment and Parent Training (1997) ha sido ampliamente replicado con padres de niños con TDAH en contextos habituales de tratamiento, especialmente consultas particulares y en servicios pediátricos y psiquiátricos no universitarios El ECP como parte del tratamiento multimodal del TDAH Anastopoulos y Farley (2003) refieren que el ECP es una intervención efectiva y útil también cuando se aplica conjuntamente con la medicación estimulante. Los fármacos estimulantes tienen efectos durante unas horas que varían dependiendo de su presentación. Se suele medicar para que haga efecto en horario escolar, pero luego los padres tienen que lidiar con la conducta disruptiva de los niños en casa. Existen estudios que evidencian que el ECP ayuda a reducir las dosis necesarias de metilfenidato para producir efectos positivos en los niños (Froelich et al, 2002). El Estudio de Tratamiento Multimodal de niños con TDAH (MTA Cooperative Group, 1999) del National Institute of Mental Health en Estados Unidos, examinó los resultados del tratamiento en seis servicios universitarios. Los participantes fueron asignados al azar a uno de cuatro grupos con diferentes intervenciones terapéuticas. Los grupos de tratamiento incluían, grupo 1) sólo tratamiento farmacológico con metilfenidato (con un seguimiento especialmente diseñado), grupo 2) sólo tratamiento conductual, grupo 3) tratamiento farmacológico más tratamiento conductual, grupo 4) intervención ambulatoria (que incluye el tratamiento farmacológico). Los resultados iniciales mostraron una superioridad en la eficacia de los grupos de tratamiento con medicación y de medicación más tratamiento conductual sobre los otros grupos de tratamiento (MTA Cooperative Group, 1999). En una siguiente fase se estudió los resultados a los 24 meses (MTA Cooperative Group, 2004) con 540 de los 579 niños participantes del primer estudio manteniéndose las superioridades de la medicación y del tratamiento combinado con terapia conductual en comparación con los otros tratamientos. Sin embargo, los resultados del estudio revelan la reducción de los efectos a la mitad en 24 meses. Teniendo en cuenta que los participantes fueron libres en escoger el tratamiento luego de los 14 meses, por que los resultados no se pueden atribuir directamente a la manipulación de las variables independientes (tipos de tratamiento). El estudio a los 36 meses (Swanson, et al 2007) desveló el desvanecimiento de las diferenciasentre los grupos de tratamiento asignados al azar. Arnold y colaboradores (2008) concluyen luego de los 36 meses: 1. El uso continuo de metilfenidato afectó significativamente el crecimiento de la talla corporal. El uso intermitente de metilfenidato (con períodos de descanso) aminoró la reducción del crecimiento. 2. A los 36 meses el tratamiento con medicación estimulante no demostró un efecto protector contra el uso o abuso de sustancias, como ha sido manejado por la literatura científica desde la última década (Swanson y Volkow, 2009). 3. Los niños que participaron en terapia conductual mostraron a los 36 meses menos abuso de sustancias. La terapia conductual podría tener un efecto protector sobre el inicio temprano del uso de sustancias. 4. Los resultados muestran la eficacia de los tratamientos farmacológicos y conductuales combinados a corto plazo y el desvanecimiento de sus resultados si no se continúa el tratamiento. 5. El tratamiento farmacológico con un seguimiento y retroalimentación asidua, con informes periódicos de los padres y maestros tuvo resultados significativamente mejores que la administración de medicación sin este seguimiento en la intervención ambulatoria. Los autores del estudio brindan las siguientes recomendaciones (Arnold et al, 2008): 1. La mediación es indicada luego de una consideración de la proporción entre los beneficios y los riesgos en cada caso en particular. 2. El tratamiento farmacológico sólo debe considerarse como parte de un plan abarcador que haga participes a padres, maestros y al propio niño. 3. La terapia conductual es efectiva, ayuda a disminuir las dosis de medicación y a introducir periodos de suspensión de la medicación, necesarios para prevenir perdida de estatura y otros efectos secundarios. 4. El tratamiento conductual podría ser factor protector para el abuso de sustancias de inicio temprano. RESPUESTA A POSTURAS NEGATIVISTAS DEL TDAH. Pulsa aquí para ir al texto complementario REFERENCIASAnastopoulos, A.D., y Farley, S.E. (2003). A cognitive-behavioral training program for parents of children with Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder. In A.E. Kazdin y J. R. Weisz (Eds.), Evidence-based psychotherapies for children and adolescents (pp. 187-203). New York: Guilford Publications. Arnold, L E, Swanson, J M, Hechtman, L, Vitiello, B, Molina B S G, Jenson, P, Hinshaw, S P, y Wigal, T. 2008. Understanding the 36-month MTA follow-up findings in context. Attention!, 2, 15-18. Barkley, R. A (1997) Defiant Children: A Clinician's Manual for Assessment and Parent Training, Second Edition The Guilford Press: NY Barkley, R. A. (2002b). Psychosocial treatments for attention-deficit/hyperactivity disorder. Journal of Clinical Psychiatry, 63. 36-43. Barkley, R. A. (2007). School-based interventions for ADHD: Where to from here? School Psychology, Review, 36, 276-289. Bolsoni-Silva, A. T. (2008). Roteiro de Entrevista de Habilidades Sociais Educativas Parentais (RE-HSE-P): Categorias e testagem preliminares. In: L. D. Weber (Ed) Família e Desenvolvimento - Visões Interdisciplinares (pp 145-158). Curitiba : Juruá. Bourke, M. L., y Nielsen, B. A. (1995). Parent training:Getting the most effective help for the most children. Journal of Psychological Practice, 1, 142-152. Bryt, F. (2006) Programa Convivir. Escuela de madres y padres. Resolución de conflictos familiares (Tesina del período de investigación del programa de doctorado). Universidad Ramon Llull. Barcelona. Connor, D. F., Edwards, G., Baird, J., Barkley, R. A., y Steingard, R. J. (2003). Correlates of comorbid psychopathology in children with ADHD. Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 42, 193-200. Fischer, M., Barkley, R. A., Smallish, L., y Fletcher, K. (2002). Young adult follow-up of hyperactive children: Self-reported psychiatric disorders, comorbidity, and the role of childhood conduct problems. Journal of Abnormal Child Psychology. 30, 463-475. Gelfand, D., y Hartmann, D. (1968). Behavior therapy with children: A review and evaluation of research methodology. Psychological Bulletin, 69, 205-215. Gottfredson, G. D., Jones, E. M., y Gore, T. W. (2002). Implementation and evaluation of a cognitivebehavioral intervention to prevent problem behavior in a disorganized school. Prevention Science 3, 43-56. Payne, A. Graziano, A. M., y Diament, D. M. (1992). Parent behavioral training: An examination of the paradigm. Behavior Modification, 16, 3-38. Hoagwood, K., Jensen, P. S., Petti, T. y Burns, B. J. (1996). Adolescent of mental health care for children andadolescents, I. A comprehensive conceptual model. Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 35, 1055-1063. Jensen, P.S., Arnold, L.E., Swanson, J., Vitiello, B., Abikoff, H.B., Greenhill, L.L., et al, (2007). Follow-up of the NIMH MTA study at 36 months after randomization. Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 46. Majewicz-Hefley, A., y Carlson, J. S. (2007). A meta-analysis of combined treatments for children diagnosed with McBride, B. A., Schoppe, S. J., y Rane, T. R. (2002). Child characteristics, parenting stress, and parental involvement: Fathers versus mothers. Journal of Marriage and Family, 64, 998-1011. Behavioral parent training as a treatment for externalizing behavior disorders: A meta-analysis. School Psychology Review, 34, 267-286. MTA Cooperative Group (1999a), 14-month randomized clinical trial of treatment strategies for attention deficit hyperactivity disorder. Archives General Psychiatry, 56,1073-1086. MTA Cooperative Group (1999b), Effects of comorbid anxiety disorder, family poverty, session attendance, and community medication on treatment outcome for attention- deficit hyperactivity disorder. Archives General Psychiatry 56,1088–1096. MTA. (2004) National Institute of Mental Health Multimodal Treatment Study of ADHD follow-up: 24-month outcomes of treatment strategies for attention- deficit/hyperactivity disorder. Pediatrics. 113, 754-61. Organización Mundial de la Salud. OMS. (2001). Mental health promotion for children and adolescents. Fact Sheet N° 220 . Organización Mundial de la Salud. OMS (2003). Caring for children and adolescents with mental disorders: Setting WHO Directions. Geneva: WHO. Organización Mundial de la Salud. OMS (2008) Informe sobre la salud en el mundo 2008: La atención primaria de salud, más necesaria que nunca. Payne, A. A., Gottfredson, D. C., y Gottfredson, G. D. (2006). School predictors of the intensity of implementation of school-based prevention programs: Results from a national study. Prevention Science, 7, 225-237. Pelham WE, Hoza B (1996), Intensive treatment: a summer treatment program for children with ADHD. En: Hibbs E, Jensen P, (Ed.). Psychosocial Treatments for Child and Adolescent Disorders: Empirically Based Strategies for C linical Practice (pp. 311-340, New York: APA Press, Pelham, W. E., Fabiano, G. A., y Massetti, G. M. (2005). Evidence-based assessment of Attention Deficit Hyperactivity Disorder in children and adolescents. Journal of Clinical Child Psychology, 34, 449-476. Piquero, A. Farrington, D, Welsh, B. Tremblay, R, Jennings W. (2009) Effects of early family/parent training programs on antisocial behavior and delinquency. Journal of Experimental Criminology. 83-120 Swanson, J.M., Hinshaw, S.P., Arnold, L.E., Gibbons, R., Marcus, S., Hur, K., et al and the MTA Cooperative Group (2007b). Secondary evaluations of MTA 36-month outcomes: Propensity score and growth mixture model analyses. Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry, 46. Taylor, E., Döpfner, M., Sergeant, J., et al. (2004). European clinical guidelines for hyperkinetic disorder – first upgrade. European Child and Adolescent Psychiatry, 1, 1-30.
0 Comentarios
Disponible BECAS de capacitación en inclusión, si no la has recibido escribe a [email protected] informando que recibiste este protocolo y solicita tu beca. Declarado de interés educativo por Dirección General del Consejo de Formación en Educación de ANEP. Más info sobre el DIPLOMADO aquí
Puedes descargar el Pdf al final del artículo. Protocolo Artículo extraído de la guía de la especialización a distancia en TDAH e inclusión educativa, (Fernando Bryt y cols 2019) 1. Identifica y satisface las necesidades existenciales de tus alumnos
2. Observa el funcionamiento grupal e individual y auto-obsérvate en tu función educativa.
3. Establecimiento de encuadre grupal con los alumnos
¿Qué medidas disciplinarias puede tomar en la institución educativa si el alumno con TDAH no cumple las normas? El establecimiento de normas claras por parte de la institución educativa es muy importante; no se debe dar nada por supuesto. Las normas del aula deben de ser construidas con la participación de los alumnos en las primeras semanas de clase. Es necesario dedicar un tiempo importante a ello, a modo de taller. Y luego, las normas y sus sanciones establecidas con la participación de los alumnos deben de quedar visibles, incluso firmadas en contratos por todos. Al construir las normas es importante no sólo dejar claro las sanciones (consecuencias reparadoras) sino también las consecuencias meritorias por lograr seguir las normas (refuerzo positivo). Como el seguimiento de las normas es una dificultad específica del alumno con TDAH, debido a su trastorno mental, es necesario crear un plan especial para el mismo donde se definan objetivos personales y se le reconozcan el esfuerzo y sus logros, a modo de necesidad educativa especifica. Los niños y jóvenes enfrentados al continuo fracaso crean grupos de rechazo a las condutas solicitadas. Debemos evitar la construcción de esta dinámica de enfrentamiento en la institución. El alumno con TDAH tiene un problema de ejecución, no de conocimiento. Por ejemplo, sabe perfectamente qué normas son las que existen en la escuela, pero no las lleva a cabo porque su problema de ejecución interfiere en su cumplimiento. Si se establecen las normas claras y se acuerdan sanciones acordes junto con los estudiantes, esto no será un castigo, sino una consecuencia lógica por el incumplimiento de las normas. Los sanciones deben de ser cortas y relacionadas naturalmente con el hecho para que tengan un fin educativo y no constituyan una descarga emocional del docente. Las normas o reglamentos generales e institucionales sin que hayan sido trabajadas con el alumno con TDAH son motivo de conflictos que muchas veces terminan en la expulsión del joven. Las medidas más importantes pasan por cuidar la comunicación, establecer unas normas y límites claros, practicar el refuerzo positivo y técnicas de mejora de conducta dirigidas a reducir el comportamiento disruptivo del alumno. 4. Establecimiento de control de contingencias
![]()
5. Entrevistas con la familia a principios de curso y planificación de talleres para padres
6. Entrevistas individuales con cada alumno a principios de curso y regularmente.
![]() 7. Déficit de atención
![]()
8. Alumnos impulsivos
![]()
9. Rabietas - descontrol emocional
Las rabietas se distinguen de los berrinches ya que estos ceden cuando el niño consigue lo que quiere. En la rabieta ,sin embargo, existe un descontrol emocional el cual no cede fácilmente y puede ser de mayor o menor intensidad. Ante alumnos que presentan regularmente rabietas:
![]()
10. Alumnos hiperactivos
Manejar adecuadamente las contingencias;
La inclusión educativa sólo es posible con capacitación de los diversos actores educativos; padres, educadores, docentes, psicólogos, asistentes sociales, acompañantes terapéuticos, psico-pedagogos. Es necesario contar con recursos humanos que estén capacitados con herramientas concretas, respaldadas por los consensos internacionales en las ciencias de la educación y la salud mental.
En los trastornos mentales la discapacidad no es visible y se ubica, no en la persona, sino en las barreras que la sociedad les impone a sus necesidades educativas específicas. Construyamos juntos para que las familias y las escuelas demos más importancia a la felicidad de nuestros niños que a sus calificaciones. Entendiendo que la felicidad está ligada a los vínculos afectivos y al permitir la expresión de la potencialidad de todos los alumnos, en su diversidad de características y condiciones. Imprime este material en Pdf y preséntalo en la institución educativa que trabajas o en la cual concurre tu hijo. Prof. Psic. Fernando Bryt Núcleo TDAH Internacional [email protected] ![]()
Comparte este material y participa de su debate en la siguiente publicación:
![]()
Este libro, es posiblemente el mejor material del tema para Hispanoamérica.
Te ofrecemos el mismo en PDF. Lo puedes encontrar en el espacio de Cine Foro del curso 2 y accedes con tu contraseña.
Para acceder a este documento utiliza la contraseña personal proporcionada en el email de bienvenida.
La tarea sobre este artículo está especificada en la siguiente publicación. ![]()
Publica tu comentario entrando a la siguiente publicación de Facebook
Para participar del debate y la actividad interactiva entra en la publicación de Facebook.
Puedes descargar el siguiente texto para profundizar sobre la temática. ![]()
¿POR QUÉ LAS PERSONAS AFECTADAS POR TDAH TIENE DIFICULTADES PARA MANEJAR SUS EMOCIONES? Para entender un poco más por qué las personas que sufren TDAH presentan dificultades en el ámbito emocional debemos entender las bases neurológicas que intervienen en el procesamiento, valoración y control de las emociones y cómo estas se relacionan con las alteraciones neurobiológicas características en el trastorno. Aunque no se ha terminado de identificar claramente el origen del TDAH, los estudios científicos (mediante técnicas de imagen cerebral) señalan que las regiones implicadas se sitúan en la corteza prefrontal (entre ellas la corteza cingulada) y los ganglios basales, áreas involucradas en las funciones ejecutivas o en el control de las respuestas y el movimiento. La red neuronal involucrada en el procesamiento emocional incluye estructuras como el tronco cerebral, el hipotálamo, la amígdala, la corteza prefrontal y la corteza cíngulada. Esto quiere decir que algunas de las regiones cerebrales que parecen alterarse en el TDAH afectan también al procesamiento, control y expresión emocional. Para el caso de la regulación emocional circuito que principalmente se ve afectado es el Circuito Cortex Prefrontal Orbital-estriado-talámico. A su vez, es reconocido por todos, que existe una alteración neuroquímica en el sistema dopaminérgico que afecta al TDAH. Esta alteración se refiere a que fuera de la neurona, en el espacio destinado a la transmisión del impulso nervioso (espacio sináptico) hacia otra neurona, no hay una suficiente concentración de dopamina, por lo que el impulso nervioso (y por lo tanto la información que traslada sea del tipo que sea) no se transmite de forma totalmente óptima. Esto quiere decir, que a medida que se difunde el mensaje se va perdiendo información por el camino, lo que provoca que el procesamiento de la información sea superficial y de esa sensación de que “no se ha enterado de nada”. Esto afecta a todo procesamiento de la información que provenga del entorno, sea de la índole que sea (emociones, el texto que se tiene que aprender, las instrucciones que se le están dando, etc.). La dopamina es un neurotransmisor que se relaciona estrechamente no sólo con alteraciones motoras y cognitivas, sino también con dificultades en distintos procesos emocionales y motivacionales. El TDAH implica un desarrollo y maduración más lento de determinadas partes del cerebro, las cuales están involucradas tanto en el control e inhibición de las conductas como en la regulación y control emocional. Dichas dificultades son más perceptibles cuanto más inmaduro sea el cerebro del individuo, por lo que es en las edades más tempranas donde se observan más diferencias con el resto de los niños de igual edad biológica. De la misma manera es en la adolescencia donde, si juntamos los cambios hormonales típicos que conllevan cambios en el estado de ánimo con las dificultades emocionales que presentan estos chicos, donde se exhacerban de nuevo estas diferencias y pueden ocasionar problemáticas de diversa naturaleza (en la autoestima, motivación, sociales, del estado de ánimo, de conductas, de abuso de sustancias, etc.) TDAH y alteraciones emocionales Podemos definir la Inteligencia Emocional IE como la “habilidad para manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizarlos para dirigir los propios pensamientos y acciones”. La IE está compuesta de 4 habilidades:
A diferencia de los niños y adolescentes con TEA -Trastorno del espectro autista- donde la dificultad está en percibir y comprender emociones (sobre todo en el contexto comunicacional, en el reconocimiento facial y en la entonación vocal asociada a las mismas), en el TDAH donde más se observan problemas es en la regulación emocional. Esto tiene una explicación “sencilla” y es que para que se lleve a cabo una correcta regulación emocional entran en juego componentes del control inhibitorio de la respuesta, los cuales se encuentran afectados por el trastorno. Además de estos fallos en la regulación emocional, otras dificultades en este campo que suelen presentar los niños, adolescentes y adultos con TDAH es que son muy extremistas, muy pasionales. Viven las emociones de manera muy intensa, tanto las positivas como las negativas. Tienden a mostrarse muy insistentes cuando desean algo, o excesivamente contentos cuando están alegres, o muy apenados cuando les ha ocurrido algo triste, o reaccionan de manera desproporcionadas con ira ante situaciones que perciben injustas (a pesar de que no sean ellos los principales afectados). En algunos casos, los podremos encontrar muy apáticos. Fruto de una baja autoestima y de una escasa motivación, podemos encontrar que responden con bloqueos o con sentimientos de incapacidad ante determinadas situaciones problemáticas. Esto puede desencadenar en algún trastorno comórbido de ansiedad o en el estado de ánimo. ¿QUÉ PODEMOS HACER PARA FOMENTAR SU DESARROLLO EMOCIONAL? Antes se consideraba a las emociones como entidades que interferían en el raciocinio, es decir, privaban a las personas de la capacidad de un razonamiento lógico y coherente. Hoy en día, gracias al interés que ha suscitado en las últimas décadas el campo de las emociones sabemos que éstas son esenciales para el procesamiento de la información. Las emociones condicionan nuestra vida puesto que condicionan nuestras conductas. Entonces, es necesario aprender a regular nuestras emociones para ser capaz, posteriormente, de regular nuestro comportamiento. Pese a que, en mucha ocasiones, lo mejor es contar con la ayuda de un profesional que le ayuda a entender las emociones y cómo manejarlas, desde casa se pueden llevar a cabo una serie de acciones:
CONCLUSIONES Las personas con TDAH muestran dificultades en varios de los componentes de la Inteligencia Emocional (percepción, comprensión, expresión y regulación). Esto, junto con los déficits neurobiológicos que presentan (principalmente en las funciones ejecutivas) conlleva que padezcan algunas alteraciones a nivel emocional. Se muestran más predispuestos a reaccionar de manera desproporcionada ante las situaciones lo que les hace sentir en muchas ocasiones torbellinos emocionales. Sin embargo, tienen la facilidad de olvidar lo ocurrido al poco tiempo, cosa que no ocurre con la gente de su entorno, lo que provoca en muchas ocasiones perplejidad y malestar en los otros. Además ya sabemos que las emociones interfieren en nuestra conducta y en nuestra toma de decisiones. Por todo ello es fundamental trabajar esta área desde lo antes posible y así evitar posibles problemáticas asociadas. Una dificultad, la cual nos hace sentir una emoción negativa, no nos afecta tan profundamente cuando somos conocedores de cómo nos sentimos y porqué. Si igualmente, reconocemos tener recursos para salir adelante, el problema continuará siendo del mismo tamaño, pero ahora lo contemplaremos en su propia perspectiva y sin perder el sentido de las proporciones. Si tenemos un fracaso, pero nos vemos competentes, no nos consideraremos a nosotros mismos como unos fracasados, sino que volveremos a empezar con fuerzas renovadas hasta que convirtamos la derrota en victoria. Equipo de Educ-at Comenta y comparte en: https://www.facebook.com/PsicologosenMontevideo/posts/1586691508054700 Descarga artículo científico: ![]()
Las estadísticas no mienten: • 1 de cada 5 niños tiene problemas de salud mental • Se ha notado un aumento del 43% en el TDAH • Se ha notado un aumento del 37% en la depresión adolescente • Se ha notado un aumento del 200% en la tasa de suicidios en niños de 10 a 14 años ¿Qué es lo que está pasando y qué estamos haciendo mal? Los niños de hoy están siendo sobre-estimulados y sobre-regalados de objetos materiales, pero están privados de los fundamentos de una infancia sana, tales como: • Padres emocionalmente disponibles • Limites claramente definidos • Responsabilidades • Nutrición equilibrada y un sueño adecuado • Movimiento en general pero especialmente al aire libre • Juego creativo, interacción social, oportunidades de juego no estructurados y espacios para el aburrimiento En cambio, estos últimos años se los ha llenado a los niños de: • Padres distraídos digitalmente • Padres indulgentes y permisivos que dejan que los niños “gobiernen el mundo” y sean quienes pongan las reglas • Un sentido de derecho, de merecerlo todo sin ganárselo o ser responsable de obtenerlo • Sueño inadecuado y nutrición desequilibrada • Un estilo de vida sedentario • Estimulación sin fin, niñeras tecnológicas, gratificación instantánea y ausencia de momentos aburridos ¿Qué hacer? Si queremos que nuestros hijos sean individuos felices y saludables, tenemos que despertar y volver a lo básico. ¡Todavía es posible! Muchas familias ven mejoras inmediatas luego de semanas de implementar las siguientes recomendaciones: • Establezca límites y recuerde que usted es el capitán del barco. Sus hijos se sentirán más seguros al saber que usted tiene el control del timón. • Ofrezca a los niños un estilo de vida equilibrado lleno de lo que los niños NECESITAN, no sólo de lo que QUIEREN. No tenga miedo de decir “no” a sus hijos si lo que quieren no es lo que necesitan. • Proporcione alimentos nutritivos y limite la comida chatarra. • Pase por lo menos una hora al día al aire libre haciendo actividades como: ciclismo, caminata, pesca, observación de aves / insectos • Disfrute de una cena familiar diaria sin teléfonos inteligentes o tecnología que los distraiga. • Jueguen juegos de mesa como familia o si los niños son muy chiquitos para juegos de mesa, déjese llevar por sus intereses y permita que sean ellos quienes manden en el juego • Involucre a sus hijos en alguna tarea o quehacer del hogar de acuerdo a su edad (doblar la ropa, ordenar los juguetes, colgar la ropa, desembalar los víveres, poner la mesa, dar de comer al perro etc.) • Implemente una rutina de sueño consistente para asegurar que su hijo duerma lo suficiente. Los horarios serán aún más importantes para los niños de edad escolar. • Enseñar responsabilidad e independencia. No los proteja en exceso contra toda frustración o toda equivocación. Equivocarse les ayudará a desarrollar resiliencia y aprenderán a superar los desafíos de la vida, • No cargue la mochila de sus hijos, no lleve sus mochilas, no les lleve la tarea que se olvidaron, no les pele los plátanos ni les pele las naranjas si lo pueden hacer por sí solos (4-5 años). En vez de darles el pez, enséñeles a pescar. • Enséñeles a esperar y a retrasar la gratificación. • Proporcione oportunidades para el “aburrimiento”, ya que el aburrimiento es el momento en que la creatividad despierta. No se sienta responsable de mantener siempre a los niños entretenidos. • No use la tecnología como una cura para el aburrimiento, ni lo ofrezca al primer segundo de inactividad. • Evite el uso de la tecnología durante las comidas, en automóviles, restaurantes, centros comerciales. Utilice estos momentos como oportunidades para socializar entrenando así a los cerebros a saber funcionar cuando estén en modo: “aburrimiento” • Ayúdeles a crear un “frasco del aburrimiento” con ideas de actividades para cuando están aburridos. • Esté emocionalmente disponible para conectarse con los niños y enseñarles auto-regulación y habilidades sociales: • Apague los teléfonos por la noche cuando los niños tengan que ir a la cama para evitar la distracción digital. • Conviértase en un regulador o entrenador emocional de sus hijos. Enséñeles a reconocer y a gestionar sus propias frustraciones e ira. • Enséñeles a saludar, a tomar turnos, a compartir sin quedarse sin nada, a decir gracias y por favor, a reconocer el error y disculparse (no los obligue), sea modelo de todos esos valores que inculca. • Conéctese emocionalmente – sonría, abrace, bese, cosquillee, lea, baile, salte, juegue o gatee con ellos". By Luis Rojas Marcos
Beneficios de las artes marciales para niños TDAH
By Alba Caraballo Música, pintura, fútbol, inglés... Son algunas de las extraescolares por las que pasamos durante años, sin embargo, ninguna parecía funcionar. Los profesores se quejaban porque el niño no prestaba atención y el niño se quejaba porque no quería ir. Un buen día, conocimos a un profesor de karate especializado en la enseñanza de niños de primaria y secundaria. El sensei nos habló de los beneficios que tenían las artes marciales para niños con problemas de concentración y nos propuso probar. Cuatro años después mi hijo sigue dando clases de karate y los logros obtenidos en el niño en cuanto a ganar en capacidad de atención han sido enormes. Las artes marciales como el karate, el judo o el taekwondo enseñan a los niños disciplina, la lealtad, el autocontrol o la canalización de la energía propia. Son una disciplina que fue creada como autodefensa pero que, hoy en día, la practican miles de niños como una estupenda forma de mantenerse en forma física y mentalmente. Es además un estupendo ejercicio físico para los niños. Las artes marciales no son un tratamiento para niños con TDAH pero sí les ayudan y mucho. ¿Por qué? - Las rutinas estimulan la atención: en las artes marciales se realizan una serie de rutinas o movimientos coordinados, estos movimientos siguen un orden. Por ejemplo, no puedes levantar la mano, si antes no has avanzado el pie o, no puedes girar la cadera si antes no has colocado el cuerpo en posición. Todas estas rutinas ayudan muchísimo a los niños con problemas de concentración, ya que fomentan la atención y, por supuesto, la memoria. - Aprenden de forma gradual: el aprendizaje de las artes marciales se hace de forma progresiva, irán aprendiendo poco a poco las diferentes katas, es decir, la secuencia de movimientos predeterminados. A la hora de hacer una kata, toda la mente y el cuerpo ha de estar centrado en ella, por lo tanto es una excelente forma de fomentar la concentración. - Han de alcanzar metas: en las artes marciales cada niño avanza a su propio ritmo, algunos consiguen subir de cinturón en poco tiempo y otros necesitan más. Sin embargo, cada vez que alcanzan un nivel superior obtienen un cinturón de otro color, esto ayuda a los niños TDAH a estar motivados y a luchar por un objetivo. Y es que los niños con poca capacidad de concentración suelen desmotivarse en seguida si no hay un logro, un premio. - Se refuerza el crecimiento personal: a los niños TDAH les cuesta mucho asumir la competición con otros niños, por ello suelen rechazar deportes en los que creen que no van a destacar frente a otros niños. El karate, el judo o el taekwondo se basa en la mejora personal, no hay lugar a quedar mal delante de los compañeros porque no marcaron un gol o porque no metieron ninguna canasta. - Canaliza el exceso de energía: para los niños hiperactivos la práctica de un deporte es esencial, les ayuda a liberar toda esa energía que parece inagotable. Tanto las sesiones de entrenamiento en las artes marciales, como las katas en sí suponen un excelente vehículo para sacar fuera su rabia, frustración o excedente de energía. - Fomenta la autoestima: las artes marciales para niños con problemas de concentración son estupendas porque suelen recibir muchas reprimendas en general por todo y esto hace que se resienta su autoestima. Sin embargo, las artes marciales les ayudan a creer en sí mismos, ya que ven que van consiguiendo logros, y lo hacen ellos con su esfuerzo, y esto fomenta una mejor visión de sí mismos. Comenta y comparte aquí https://www.facebook.com/PsicologosenMontevideo/posts/1584921771565007 Los padres conscientes satisfacen las necesidades de contacto físico de sus niños y saben que no los van "estropear" o a "malcriar" de esta manera. - Los padres conscientes aceptan toda la gama de emociones de sus hijos y los escuchan sin juzgarlos, permitiendo las expresiones de sus sentimientos. Se dan cuenta de que no pueden prevenir toda la tristeza, la rabia o la frustración de sus hijos, y no intentan parar las manifestaciones de sus sensaciones dolorosas, expresadas a través del llanto o las rabietas. - Los padres conscientes ofrecen el estímulo apropiado en función de la edad de sus hijos, y confían en la habilidad de sus hijos para aprender a su manera y a su propio ritmo. No intentan apresurar a sus hijos rápidamente hacia nuevas etapas en su desarrollo. - Los padres conscientes ofrecen motivación a sus hijos para que aprendan nuevas habilidades, pero no juzgan sus logros con críticas o "alabanzas evaluativas". - Los padres conscientes pasan tiempo todos los días con sus hijos, dándoles su completa atención. Durante este tiempo especial y cualitativo, observan, escuchan, responden, y participan en el juego de sus hijos (cuando son invitados), pero evitan dirigir sus actividades. - Los padres conscientes protegen a sus hijos contra los peligros, pero no intentan prevenir todos los errores, problemas, o conflictos de sus hijos. - Los padres conscientes animan a sus hijos a resolver sus problemas de forma autónoma y les ayudan solamente cuando están necesitados. No solucionan los problemas de sus hijos para su propia satisfacción. - Los padres conscientes fijan fronteras y límites razonables, dirigen suavemente a sus hijos hacia comportamientos aceptables, y consideran las necesidades de todos cuando solucionan un conflicto. No controlan a sus hijos con sobornos, recompensas, amenazas, o castigo de ninguna clase. - Los padres conscientes saben cuidar de sí mismos, y son honestos con sus propias necesidades y sentimientos. No se sacrifican hasta el punto volverse resentidos. - Los padres conscientes se esfuerzan en darse cuenta de las maneras en las cuales su propio dolor de la niñez interfiere con su capacidad para ser buenos padres, y hacen esfuerzos conscientes para evitar pasar sus propias desdichas a sus hijos. A. Solter. La cama de los padres tiene un imán y acá para mí (nadie me convence de lo contrario) tiene una magia, somnífero, un polvo misterioso de amor impregnado en las almohadas, que hace que los niños se duerman inmediatamente y que la peor de las pesadillas, el más tembloroso Terror Nocturno, huya a siete pies. En la cama de los padres, el último refugio de los miedos, la paz es absoluta y total. Ahí llegan, llevados por padres agotados y perdedores, o por su propio pie, todos sudados y asustados, pajaritos a volar de noche a caminar por los pasillos de la casa, hasta que lleguen al lugar de los lugares. Dos colos con sábanas suaves y el olor de los progenitores. Caen como moscas a dormir tranquilos. Los padres fingen que les importa, a la mañana siguiente: " fuiste para nuestra cama otra vez! Cuando es que aprenderás a superar los miedos y a dormir solo? Tienes que crecer!", Pero ni miran a los ojos de los hijos cuando dicen estas cosas, con miedo de que descubran que en ese breve regreso al nido, a la cuna inicial, los padres se llenan de amor y ternura y también ellos se escudan en sus inquietudes. Un cuello caliente. Una manita gordita en nuestro pelo. Un pie de regreso a la costilla de la madre. La respiración tranquila en la funda compartida. El deseo secreto de que el nido quede así para siempre y que la mañana tarde mucho en llegar. Que el polvo misterioso de amor de las almohadas preserva para siempre estas excursiones nocturnas de mimo que no son más que un inteligente presagio, de una nostalgia inmensa, de los mejores días de esta vida! R. Rodríguez
Ritalina - Metilfenidaro
Existe el mito de que tratamiento para el TDAH es sinónimo de medicación. Sin embargo, los consensos científicos actuales manifiestan que se debe dar prioridad a la psicoterapia específica para el TDAH incluyendo la inclusión educativa para reducir al mínimo de lo posible la medicación. El metilfenidato, patentando desde 1954 pero de uso más extendido a partir de los años 70, llamativamente y a pesar de ser uno de los psicofármacos más estudiados, no existe evidencia científica de su utilidad a largo plazo, más allá de 2 -3 años. Tampoco existe evidencia de ausencias de consecuencias negativas en el cerebro de quien lo haya consumido a largo o a corto plazo. No obstante, sí existe mucha evidencia de las graves consecuencias de las personas con TDAH que no son adecuadamente tratadas y cuando son de moderadas a graves el tratamiento puede incluir medicación si así es necesario e indicado. Cuando esto no ocurre junto con una psicoterapia específica y especializada en TDAH, estos niños se relacionan a mayor indice de accidentes, suicidios, abuso de sustancias, depresión y ansiedad y sufrimiento familiar y escolar. El tratamiento sólo con medicación es hoy entendido por los consensos internacionales como inadecuado. F, Bryt 1.- ¿Has hecho esfuerzos para dejar o reducir algún tipo de conducta sexual y te resulta imposible conseguirlo? 2.- ¿Tu conducta sexual la mantienes en secreto a la gente de tu entorno (no ha de relacionarse con la orientación sexual)? 3.- ¿Sientes que el sexo domina tu conducta y ocupa buena parte de tus pensamientos? 4.- ¿Partes importantes de tu vida (trabajo, familia, amigos, actividades de ocio) las has descuidado porque pasas demasiado tiempo dedicado a tu conducta sexual? 5.- ¿Tu conducta sexual te sirve para evadirte de tus problemas o para mitigar sensaciones desagradables (nervios, ansiedad…)? 6.- ¿Tu conducta sexual te ha llevado a exponerte a situaciones problemáticas o peligrosas? 7.- ¿Tu conducta sexual se ve incrementada en la frecuencia o intensidad con el paso del tiempo, resultándote imposible mantenerla en unos límites? 8.- ¿Las personas de tu entorno te manifiestan preocupación o reproche por tu actividad sexual? El adicto sexual se caracteriza por una necesidad de conducta sexual excesiva, y por un pensamiento continuo y obsesivo respecto del sexo. O por correr riesgos en varios aspectos de su vida por mantener conductas sexuales desvinculadas a relaciones de cariño. La persona persiste en este comportamiento a pesar de las graves consecuencias negativas que le reporta a él/ella y a las personas de su entorno (en los casos que hay una relación estable es especialmente perjudicial y dolorosos los efectos en la pareja, se convierte en víctima del comportamiento incontrolado, de las mentiras, engaños, justificaciones… y en ocasiones sufrirá el contagio de enfermedades de transmisión sexual). En ocasiones la persona llega a tener conductas sexuales que van en contra de sus normas morales como persona, lo que le puede llevar a vivir una doble vida basada en el engaño y la mentira. En algunos casos esta conducta sexual termina siendo utilizada como un mecanismo de evitación, es decir, se utiliza para “escapar” de sensaciones desagradables, como tensión, ansiedad o malestar físico más que como una manera de procurarse placer. Los adictos sexuales frecuentemente no entienden su modo de actuar y pocas veces son conscientes de su problema, para ellos puede ser un modo de amar o una necesidad más que tienen, normalizando y racionalizando su conducta como si se trata de una necesidad vital como el “comer cuando se tiene hambre”. Es frecuente que la toma de conciencia venga a raíz de problemas que su conducta les termina produciendo (problemas de salud por infecciones de ETS, problemas con la pareja, problemas con la justicia, problemas laborales…). También es frecuente en estas personas el abuso de sustancias adictivas como el alcohol, cocaína, marihuana… La adicción sexual se presenta de muchas formas: masturbación compulsiva, relaciones sexuales con prostitutas, sexo anónimo con múltiples personas, consumo constante de pornografía, relaciones sexuales que entrañen peligro, contacto por anuncios o abuso de líneas telefónicas eróticas…La adicción puede mostrarse con una sola conducta o puede implicar varias. Patrick Carnes, psicólogo e investigador, fue pionero en la identificación y tratamiento de la adicción sexual. En sus investigaciones, Carnes estima que en torno a un 8% de la población total de hombres y el 3% de las mujeres serían adictos al sexo. Señales de alarma. - La persona muestra actividad sexual muy frecuente, desproporcionada y desadaptada. Sus pensamientos también son de contenido sexual y se convierte es obsesiones que ocupan continuamente su pensamiento respecto a lo que desea hacer o cómo hacerlo. - Por más que la persona se hace propósitos de no realizar determinada conductas sexuales le resulta imposible mantenerse abstinente o reducir. - Muchas veces la persona vive su conducta sexual en secreto respecto a su entorno, llevándole en ocasiones, a llevar una doble vida de mentiras, engaños y ocultación. - La persona experimenta una progresiva tolerancia, por lo que ha de aumentar la frecuencia, se necesita más tiempo para obtener el resultado deseado o a de aumentar la intensidad de la conducta sexual. De este modo, la persona puede empezar por experimentar un uso compulsivo y desmedido de la masturbación, consulta de pornografía etc. pero con el tiempo para experimentar las mismas sensaciones ha de incluir ya conductas más peligrosas, como por ejemplo puede ser implicarse en relaciones sexuales con varios desconocidos… - La búsqueda de sexo o la realización de conductas sexuales ocupan un tiempo excesivo, hasta el punto de relegar obligaciones profesionales, académicas, familiares… - Disminuyen también el tiempo de ocio dedicado a otras actividades que normalmente se hacían con amigos o familiares de manera que paulatinamente se va aislando de su entorno. - El adicto al sexo continua con la conducta a pesar de las consecuencias negativas derivadas, estas pueden ser: riesgo de contraer una enfermedad, problemas matrimoniales o separación, pérdida de los derechos de estar con los hijos menores, abortos o los embarazos no deseados, hay casos en que se da riesgo de detención… - Se experimenta cierta abstinencia con síntomas físicos y emocionales si no puede hacer la conducta sexual. Esta sintomatología puede comportar: elevada ansiedad, inquietud, mareos, dolores en el cuerpo, dolores de cabeza, insomnio, cambios de humor, depresión o irritabilidad etc. - Es frecuente la falta de conciencia respecto al problema, por lo que el adicto al sexo suelen tomar conciencia cuando las consecuencias que se derivan de su conducta les resultan importantes, vitales o ineludibles. Por diagnóstico y tratamiento para adultos, niños y adolescentes esperamos tu contacto Por Fernando Bryt
Esta ley está muy bien, pero se les olvidó un detalle importante: Faltó la exigencia de que los profesionales, tanto psiquiatras como psicólogos, tengan formación especializada y comprobada en TDAH. Esta falta provocará problemas en su implementación, según mi pensar. Inspirados no protocolo para a abordagem das agitações/dispersões na infância e adolescência de Campinas, a Secretaria Municipal de Saúde de São Paulo organizou um grupo de trabalho para estudar o emprego do metilfenidato, por intermédio de sua área técnica de assistência farmacêutica. Criou-se, então, uma portaria ( 986/2014 ) que passa a prescrever novas normas para o uso da medicação. A nova regulação nasce da valorização da clínica ampliada, do trabalho transdisciplinar e da necessidade do projeto terapêutico singular, dispositivos disseminados pela PNH - Política Nacional de Humanização. Mudar o modelo de cuidado foi o norteador da iniciativa. Tomar o sintoma agitação/dispersão como se fosse uma doença é tomar a parte pelo todo. Os comportamentos não são doença, mas indícios de algo que precisa ser olhado com a urgente necessidade de análise dos modos de vida contemporâneos. Esse deve ser o centro da cena a ser levado sempre em conta, se não quisermos correr o risco de ficar na aparência, na mera descrição empírica/fenomênica dos comportamentos. A vida psíquica é muito mais complexa. La vía por excelencia del desarrollo socio-emocional de los niños y adolescentes es la forma como los padres les enseñamos a manejar sus emociones, a re-orientar sus conductas inadecuadas y a resolver sus conflictos interpersonales. De este desarrollo dependerá su salud e inteligencia emocional y el despliegue de su máxima potencialidad.
La mayor herramienta con la que contamos los padres para educar es la comunicación. Lo dicho y lo no dicho, lo implícito, las reglas, las rutinas, las formas como resolvemos los conflictos, como encaramos la vida, los pensamientos expresados en lenguaje, verbal y no verbal. ¿Pero como educamos los padres hoy? ¿Cómo utilizamos la comunicación? Es posible que repitas padrones de comunicación o de educación que has aprendido de tus padres o que actúes intentando no repetirlos, consciente o inconscientemente. Es común que sientas presiones por mandatos sociales, internos o externos , que deposites expectativas no siempre realistas o te sientas culpable por los problemas de tus hijos. En este taller se presentan, de forma clara y sencilla, principios de educación y comunicación saludables basados en la Psicología Contemporánea y las Ciencias de la Educación con los cuales construimos juntos estrategias educativas para abordar problemas concretos que traen los padres participantes. Te invitamos a hacer consciente tus modelos educativos, tu comunicación con tus hijos y tu modo de resolver los conflictos familiares, para descubrir qué elementos son efectivos, o no, para el bienestar emocional de tu familia. Reconstruir tus patrones comunicacionales ineficaces y ejercitar tus nuevas habilidades junto a un grupo de madres y padres con tus mismas inquietudes. La identidad es construida en la interrelación de los vínculos significativos de la infancia, es tanto asumida, como otorgada por el reflejo de las conductas de los niños en los otros: padres, docentes, amigos, hermanos. Pero el reflejo no es puro, pasa por el tamiz de las expectativas y las proyecciones de los otros y de las dinámicas grupales inconscientes. El TDAH suele afectar la construcción de la identidad de los niños, que reflejan en sus condutas un niño incompleto, desadaptado. Los desatentos suelen identificarse con el rol de tontos. Los hiperactivos-impulsivos con el rol de payasos o peleadores. Rapidamente el grupo se encarga de posicionarlos en su papel y ellos de asumirlo. Al llegar a los 10 años, sin un tratamiento adecuado, es muy probable que la autoestima del niño desatento esté muy perjudicada y los hiperactivos-impulsivos hayan desarrollado un trastorno de conducta asociado.
Por Fernando Bryt ¿Cómo afecta el TDAH a los adolescentes? El adolescente con TDAH puede presentar hiperactividad e hipoactividad; impulsividad, es decir, menos capacidad para reflexionar sobre sus acciones y sobre las consecuencias de estas, y pobre autocontrol; dificultades atencionales; y problemas de comportamiento y disciplina, de aprendizaje, de planificación y organización, de habilidades sociales y de autoestima. Además, le cuesta aceptar las responsabilidades de sus actos, tiene poca tolerancia a la frustración, le gusta ser el centro de atención y tiene una necesidad continuada de estimulación. ¿Qué otros trastornos suelen tener asociados? Los trastornos asociados al TDAH en la adolescencia son el trastorno disocial, los trastornos del estado de ánimo, ansiedad, trastornos del aprendizaje y abuso de sustancias. Pero hemos de recordar que iniciar un tratamiento adecuado durante la Educación Primaria ayudará a reducir el riesgo de que en la adolescencia el TDAH curse con otras patologías más graves. ¿Qué dificultades tiene el adolescente con TDAH en clase? Por un lado, tiene dificultades que hacen referencia a la autonomía, como una pobre planificación que repercute en la entrega de trabajos a largo plazo y en la ejecución de los exámenes, y una pobre organización que interfiere en los descuidos de material. Y por otra parte, tienen dificultades relacionadas con el comportamiento, como problemas para respetar las normas, un pobre autocontrol con las relaciones interpersonales y problemas de relación con iguales y con adultos. ¿Qué medidas puede tomar el profesor con un alumno que tiene TDAH? El maestro tiene que entender los factores que influencian su comportamiento, tanto los producidos por la adolescencia en sí como los que son consecuencia del TDAH. Además, debe intentar ser un buen modelo de orden y autocontrol, y creer en él, respetarlo, mostrarse cercano y empatizar con él. Es muy importante que piense no solo en sus errores, sino también en sus habilidades, y que cuente con su opinión y sea paciente. Asimismo, es recomendable que el profesor tenga expectativas razonables, es decir, objetivos concretos y realistas, y que exija al alumno en función de las posibilidades. Un buen maestro se anticipará a las dificultades o problemas, enseñará la opción correcta y sus consecuencias, y ofrecerá segundas oportunidades. Además, potenciará la planificación y la supervisión en lugar de la vigilancia; no criticará al alumno delante de los otros; practicará la comunicación asertiva y el refuerzo positivo; establecerá normas, límites y consecuencias claras; y hará las adaptaciones necesarias porque cada alumno con TDAH es distinto. ¿Cómo se refuerza a un adolescente en el aula? Establecer el refuerzo positivo para los adolescentes es una tarea difícil para los profesores y padres. Es necesario encontrar un refuerzo que realmente motive al chico y para ello vamos a necesitar contar con su opinión. Por ejemplo, si son alumnos que están implicados con la calificación numérica de las notas, una parte de esta puntuación podrá ser el respeto hacia las normas. Hacer refuerzos positivos y de actividad con estos alumnos también será una buena estrategia para potenciar su buen comportamiento y rendimiento. ¿Es contraproducente que repita curso? Es importante que todos los adolescentes diagnosticados con TDAH tengan un seguimiento psicológico clínico potente. Cuando se valora la repetición de un alumno, es clave que todos los profesionales implicados en el tratamiento del chico hagan una valoración de los aspectos positivos y negativos que puede conllevar esa decisión. Entre todos se ha de resolver lo que más convenga al alumno. ¿Cómo puede contribuir la familia a ayudarle en sus estudios? La familia y la escuela son los dos entornos en los que el adolescente pasa más horas. Por este motivo, ambas partes han de hacer un frente común hacia la sintomatología que expresa el adolescente. En el entorno familiar se ha de potenciar la comunicación asertiva; la estructura familiar sólida, entendida desde el punto de vista de establecer claramente los roles que desarrolla cada componente; la autoestima saludable; que el adolescente inicie su proyecto de vida y se marque metas futuras; la permanencia en el sistema educativo; y las atribuciones reales y lógicas en todos los aspectos de su vida. Esto último quiere decir que, por ejemplo, frente al aprobado de un examen sea capaz de decir que lo ha aprobado porque estudió mucho y que frente al suspenso pueda expresar que suspendió por falta de estudio. By Isabel Chávez. Comenta o comparte aquí: https://www.facebook.com/PsicologosenMontevideo/posts/1584891161568068 ¿Qué medidas disciplinarias puede tomar la institución educativa si el alumno con TDAH no cumple las normas?
El establecimiento de normas claras por parte de la institución educativa es muy importante; no se ha de dar por supuesto nada. Las normas del aula deben de ser construidas con la participación de los alumnos en las primeras semanas de clase. Es necesario dedicar un tiempo importante a ello, a modo de taller. Y luego, las normas y sus sanciones establecidas con la participación de los alumnos deben de quedar visibles, incluso firmadas en contratos por todos. Al construir las normas es importante no sólo dejar claro las sanciones (consecuencias reparadoras) sino también las consecuencias meritorias por lograr seguir las normas (refuerzo positivo). Como el seguimiento de las normas es una dificultad específica del alumno con TDAH, debido a su trastorno mental, es necesario crear un plan especial para el mismo donde se definan objetivos personales y se le reconozcan el esfuerzo y sus logros, a modo de necesidad educativa especifica. Los niños y jóvenes enfrentados al continuo fracaso crean grupos de rechazo a las condutas solicitadas. Debemos evitar la construcción de esta dinámica de enfrentamiento en la institución. El chico con TDAH tiene un problema de ejecución, no de conocimiento. Por ejemplo, sabe perfectamente qué normas son las que existen en la escuela, pero no las lleva a cabo porque el problema de ejecución interfiere en su cumplimiento. Si se establecen las normas claras y se acuerdan sanciones acordes junto con los estudiantes, esto no será un castigo, sino una consecuencia lógica por el incumplimiento de las normas. Los sanciones deben de ser cortas y relacionadas naturalmente con el hecho para que tengan un fin educativo y no constituyan una descarga emocional del docente. Las normas o reglamentos generales e institucionales sin que hayan sido trabajadas con el adolescente con TDAH son motivo de conflictos que muchas veces terminan en la expulsión del joven. Eso sí, si el profesor decide sacarle de clase, los problemas que el alumno pueda tener fuera serán responsabilidad del profesor. No obstante, si la medida es que salga del aula para que se relaje y se tranquilice, contando con la supervisión del adulto, la estrategia puede ser positiva. En definitiva, las medidas más importantes pasan por cuidar la comunicación, establecer unas normas y límites claros, practicar el refuerzo positivo y técnicas de mejora de conducta dirigidas a reducir el comportamiento disruptivo del alumno. By Isa Chavez - Adaptado por Fernando Bryt Comenta y comparte aquí https://www.facebook.com/PsicologosenMontevideo/posts/1584901828233668 Luego de leer y comentar pasa al siguiente artículo pulsando este link y realiza la tarea especificada. www.facebook.com/PsicologosenMontevideo/posts/1686139221443261 A veces en consulta por niños con TDAH uno de los padres se ve muy reconocido en los comportamientos de su hijo cuando era él era pequeño, a lo mejor resulta que el padre también lo es.
Y ¿por qué no le diagnosticaron a mi padre antes que a mí?, se pueden preguntar con razón estos niños. Y es que hasta hace no mucho se pensaba que este trastorno se curaba al pasar la adolescencia. Y resulta que no es así. Que simplemente lo que sucede es que cambia un poco la forma de manifestarse. Pero más de la mitad de los que padecen TDAH en la infancia siguen sufriéndolo de adultos. Sobre todo, se sabe que cuanto más tardío es el diagnóstico o el inicio del tratamiento, o cuando no se trata en absoluto, las posibilidades de que los síntomas aumenten o de que se desarrollen comorbilidades asociadas al TDAH es mayor, así como el impacto en la vida del adulto. Estos padres, se dan cuenta que ellos eran también impulsivos o hiperactivos de jóvenes, que les costaba estudiar; salvo si eran muy inteligentes, y entonces no lo notaban. Notan que son desorganizados en casa, que necesitan que la mujer/marido les apoye en todo para sacar las cosas adelante. Pero lo preocupante es que también les pasa en el trabajo. Se despistan, tardan más en hacer las cosas y a veces necesitan de ayuda de compañeros. Los adultos tienen más recursos que los niños y entonces consiguen tapar estas deficiencias. Pero saben que rinden menos de lo que podrían rendir. A veces no se dan cuenta porque han sido así toda la vida, y nadie les ha dicho nada. En las relaciones de pareja pueden tener dificultades de control emocional. Les cuesta canalizar su ira, son impacientes, sueltan palabras inadecuadas sin darse cuenta, interrumpen conversaciones. Necesitan también estar haciendo cosas continuamente, como deportes o hobbies. El padre hiperactivo que tiene un hijo que también lo es, le comprende mucho mejor, le disculpa a veces e intenta apoyarle más. Por lo menos, así debería ser. La convivencia en casa cuando padre e hijo tienen TDAH. Cuando en una misma familia conviven padre o madre e hijo con TDAH, la relación y en general la vida familiar puede verse afectada. El hecho de que el padre también sea hiperactivo puede disminuir el estigma del hijo, al ver que él no es el único que lo padece, se puede sentir acompañado y comprendido. Pero también puede provocarle sentimientos de impotencia ante la realidad de que un trastorno duradero, que aunque empieza en la infancia, también puede seguir presente en la edad adulta. Por lo tanto en el hogar se pueden dar los siguientes problemas o situaciones a superar: - Mayor desorganización. - Menor seguimiento de las tareas. - Recae más el peso en la persona de la pareja que no padece el trastorno. - Más dificultad de contención del descontrol emocional de cualquiera de los dos afectados, se toleran peor las frustraciones, con lo que disminuye la confianza para afrontar las dificultades de cada día. - Sentimiento de no poder controlar las situaciones de excitación y agresividad. Estos descontroles emocionales son más intensos y frecuentes en el hijo, el padre debe de tener más capacidad de autocontrol. - Dificultad en las relaciones interpersonales. El chico a veces no se ve como los demás, tiene menos confianza para relacionarse. El padre a veces se pone irritable si no le dan la razón, pero oculta más sus emociones que el niño. - Menor cumplimiento de los planes a largo plazo: falla la planificación, el cómo se preparan los objetivos paso a paso, y puede no realizarse lo prioritario por ser más costoso. - Tendencia a caer en la inercia y dejarlo para el día siguiente; “empiezo a hacer algo y lo dejo sin terminar porque me voy a hacer otra cosa”. - Si el hijo ve un ejemplo en la desorganización de su padre, minimiza el perjuicio y las consecuencias. - Como parte positiva de la hiperactividad es la tendencia a realizar actividades creativas, como pintura, teatro, danza, baile, deporte. Se pierde la inercia a no hacer nada, y se potencian capacidades no descubiertas. - Riesgo de hacerse dependientes a las nuevas tecnologías: las redes sociales en internet o en el móvil, los videojuegos, el chat,… - Falta de comunicación por pensar que no tiene solución, “si mi padre es como yo y tiene más años, yo tengo menos responsabilidad”. - Efecto positivo con el tratamiento : “mi hijo recibe tratamiento y se encuentra más tranquilo y centrado”. By Luis Irastorza, adaptado por Fernando Bryt La depresión en niños y adolescentes
Prof. Psic. Fernando Bryt El estado de ánimo depresivo es una manifestación afectiva normal. Al igual que los adultos, los niños tienen días en los que se sienten irritables, de mal humor, sin motivación o tristes Este estado afectivo negativo, es causado por múltiples factores, fisiológicos y ambientales que no somos capaces de controlar. El poderlo reconocer es el primer paso para superarlo. Al reconocer que actuamos y pensamos de forma negativa porque estamos anímicos, delimitamos este mal momento, entendiendo que se trata de algo pasajero, que mañana o pasado estaremos mejor. No podemos manejar directamente nuestro sistema fisiológico, muchas veces tampoco podemos controlar los acontecimientos externos, pero sí podemos manejar mejor nuestros pensamientos y creencias, a menudo implicadas en las causas y en el mantenimiento de estos estados negativos. Algunos adultos aprenden a reconocer sus estados depresivos. Los niños en cambio aún no los pueden reconocer por sí mismos. Estos estados negativos normales duran pocos días y son leves, ya que aunque estamos mal, nos permite pensar positivamente acerca del futuro. Cuando estos estados se alargan en el tiempo o su intensidad es mayor y se piensa en forma negativa y pesimista acerca del futuro, es posible que estemos frente a un trastorno mental ; la Depresión. Si bien este es un problema común en la población general, no hay que dejarlo pasar ya que se complica sin tratamiento y genera otros trastornos relacionados, como la ansiedad. Al igual que los problemas de ansiedad, hace algunos años, la depresión en niños y adolescentes era un tema controvertido entre los profesionales de la salud mental. Hasta entonces los criterios para determinar si un niño o adolescente estaba deprimido eran extrapolados de los criterios conocidos para los adultos. Era difícil que se aceptara en el ámbito científico que un niño se pudiera deprimir, hoy en día, son muchas las investigaciones epidemiológicas que señalan a la depresión como uno de los trastornos psicológicos más frecuentes en los niños y adolescentes. ¿A que se debe la dificultad de aceptación de la depresión infantil? Se debe a su peculiar modo de manifestarse; es muy difícil encontrar a un niño que acepte el angustiante sentimiento de tristeza. No es frecuente que un niño diga “me siento triste”. El niño depresivo se manifiesta a través de su comportamiento; está irritable, nada le viene bien, se queja, es difícil de complacer, se aburre con facilidad, se muestra inquieto o agresivo, con bajo rendimiento escolar o baja motivación; o a través de su cuerpo, se queja de dolores infundados. Hoy en día no es común que profesores y pediatras detecten la depresión, incluso cuando un gran número niños llegan al médico por quejas somáticas sin causa orgánica. Las investigaciones recientes vienen a confirmar los que muchos clínicos afirmaban mediante su experiencia: Los niños y adolescentes deprimidos se manifiestan en forma diferente a los adultos. En la actualidad los estudios proveen consenso en la comunidad profesional acerca de los criterios diagnósticos de la depresión en los menores. Por su propio nivel de desarrollo emocional, si un niño está realmente triste, es difícil que pueda reconocerlo y menos aún, expresarlo en palabras. La tristeza depresiva es un sentimiento tan angustiante, tan inaceptable e inmanejable para un niño, que trata de apartarse del mismo, negándolo. El sentimiento de tristeza prolongado responde a un estado de ánimo en menos, que se manifiesta en los niños y adolescentes mediante la irritabilidad o malhumor, baja tolerancia a la frustración, aburrimiento o pérdida de placer en actividades que antes le gustaban, baja motivación, quejas, o insatisfacción. Asimismo, el niño puede poseer baja autoestima, manifestada por la creencia de no ser querido por los demás o de ser poco valorado, de ser menos que los otros o de ser tonto, feo, o que todo le sale mal. Otras veces lo que aparecen son sentimientos de culpabilidad. En casos más específicos surgen ideas pesimistas sobre el futuro o sobre la muerte, con un trasfondo de ansiedad considerable. Muchas veces estas conductas no son fáciles de detectar por padres y educadores, ya que son síntomas de manifestación interna (sentimientos y pensamientos) que los niños no suelen compartir. Incluso constituyen un desafío para el psicólogo clínico, ya que a veces, estos sentimientos son manifestados o se dejan traslucir por un aparente sentimiento contrario: Por ejemplo, un niño que se muestra con una autoestima sobrevalorada (inflada, que lo puede todo) puede ser un niño que precisa inventarse esa fantasía para esconderse a sí mismo cuan poco se quiere, cuan poco se valora. A su vez, un niño deprimido puede manifestarse como demasiado alegre, con conductas tontas y payasadas. Estas conductas pueden coexistir con momentos en los que el niño esté alegre y juega normalmente, pero las conductas inadecuadas tienden a ir en aumento. Algunos niños manifiestan conductas agresivas, rabietas, lloran por todo o tienen un llanto difícil de calmar. Se puede distinguir dos tipos de manifestación y todos sus matices intermedios. Los niños deprimidos que bajan su nivel de actividad, con gran carga de sentimientos y pensamientos depresivos, que no manifiestan. Y los niños deprimidos que se manifiestan con problemas de conducta, rabietas. Estos últimos son conocidos como “niños explosivos”, por su gran nivel de irritabilidad, y pobre control emocional. En momentos críticos, ambos bajan su rendimiento escolar, siendo este hecho el que muchas veces desencadena las llamadas de atención del maestro y la consulta de los padres al psicólogo. Pero si su manifestación enmascarada y sus criterios diagnósticos comprobados muy recientemente dificultan la detección precoz por parte de padres, maestros y pediatras, hay un elemento central que obstaculiza en gran medida su reconocimiento: A los adultos nos angustia en demasía aceptar que los niños puedan estar sufriendo sentimientos depresivos. Permití a tu hijo equivocarse, caerse, aprender de los errores, crecer. El niño al que no se le permite subir a los arboles, será el primero en caerse de uno, cuando a los 12 años juegue a trepar con sus compañeros más seguros. Sus pensamientos le harán temblar las piernas, apoyará mal el pié y caerá. Aquella madre sobre-protectora que no le permitió explorar el espacio en los ejercicios de subir, trepar, descubrir, cuando era más chico, habrá provocado su caída. Proteger a tu hijo es necesario en la medida de sus necesidades. Todo mamífero nace indefenso y necesita un periodo de protección, siendo en el bebe humano el más prolongado. Para ello contamos con ciertos instintos de protección, más acuciados en las madres, pero también presentes en los padres. Por ejemplo, el sentimiento de ternura que tenemos ante los bebes y que se manifiesta también ante otros cachorros mamíferos viene determinado en los genes a modo de instinto. En todos los mamíferos esta protección primaria genera vínculos afectivos. Pero en el ser humano ese vínculo afectivo está cargado también de significados y es constructor de nuestra mente. En todo caso la protección debe de ser funcional y debe de ir dirigida al desarrollo de la autonomía y de la potencialidad del niño. Es tan prejudicial y grave para el desarrollo psicosocial del niño, la negligencia en la protección, cuidado y amor, como la sobre-protección, que anula la posibilidad de desarrollo de un ser independiente y seguro de su potencial. Por Psic. Fernando Bryt RESILIENCIA.
Cuando los japoneses reparan objetos rotos, enaltecen la zona dañada rellenando las grietas con oro. Ellos creen que cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso. El arte tradicional japonés de la reparación de la cerámica rota con un adhesivo fuerte, rociado, luego, con polvo de oro, se llama Kintsugi. El resultado es que la cerámica no sólo queda reparada sino que es aún más fuerte que la original. En lugar de tratar de ocultar los defectos y grietas, estos se acentúan y celebran, ya que ahora se han convertido en la parte más fuerte de la pieza. Kintsugi es el término japonés que designa al arte de reparar con laca de oro o plata, entendiendo que el objeto es más bello por haber estado roto. Llevemos esta imagen al terreno de lo humano, al mundo del contacto con los seres que amamos y que, a veces, lastimamos o nos lastiman. ¡Cuán importante resulta el enmendar! Cuánto, también, el entender que los vínculos lastimados y nuestro corazón maltrecho, pueden repararse con los hilos dorados del amor, y volverse más fuertes. La idea es que cuando algo valioso se quiebra, una gran estrategia a seguir es no ocultar su fragilidad ni su imperfección, y repararlo con algo que haga las veces de oro: fortaleza, servicio, virtud... La prueba de la imperfección y la fragilidad, pero también de la resiliencia —la capacidad de recuperarse— son dignas de llevarse en alto. El TDAH es el trastorno mental no diagnosticado, más común en adultos. Muchas personas han crecido con la sensación de que algo no funcionaba bien dentro de ellas. Que ya desde su etapa infantil tenían dificultades para mantenerse atentos en clase, para estarse quietos en situaciones sociales en las que eso era lo adecuado; que se frustraban, que eran más impacientes que la mayoría o excesivamente lentos o torpes o que no comprendían por qué algunas de las cosas que hacían provocaban reacciones tan exageradas en los demás. Algunos incluso recordarán que sus amigos se reían de ellos por estas cosas y que eso les llevaba a meterse continuamente en conflictos. Esto puede haber persistido durante la adolescencia e incluso hasta la edad adulta, y en esta etapa, es posible que continúen sufriendo estos síntomas.
Muchas veces incluso pueden haber tenido problemas por no haber recordado algo que era importante para otros, o por haber reaccionado de forma desmedida ante una situación concreta. O se han visto envueltos en peleas o discusiones con compañeros de trabajo o amigos, sin saber muy bien de dónde venía esa fuerza que les llevaba a obrar de una forma que no les gustaba…pero tampoco sabían cómo parar y seguían comportándose inadecuadamente sin querer, simplemente porque les costaba ser dueños de sus actos…y esto les ha llevado a sentirse culpables. Puede que perciban que no pueden llegar a los detalles sutiles de las cosas y que, por ello, por esos pequeños detalles, sus trabajos disminuyen en calidad o que lo que ellos hacen tiene menos valor que lo de los demás. Todas estas circunstancias dificultan su desarrollo personal, familiar y profesional y, en algunos casos, se cobran un precio muy alto en forma de problemas con la justicia, uso o abuso de drogas, accidentes de tráfico frecuentes, despidos repetidos de distintos trabajos o síntomas francos de ansiedad o depresión. A veces los problemas no son tan graves pero producen mucho malestar en forma de sensaciones de inadecuación, de escasa eficiencia o de inseguridad en sus propias capacidades. En casa puede ser difícil comprenderlos porque presentan un comportamiento raro a ojos de los demás, porque no recuerdan un recado que alguien les dio, olvidando lo importante que era para la otra persona; porque reaccionan de una forma exagerada ante la mínima contrariedad o porque llevan a cabo las labores domésticas sin el cuidado requerido. En el trabajo, los compañeros pueden pensar que son distraídos, que no escuchan, que no siguen las instrucciones, “que pasan de todo”, que son descuidados. Entre sus amigos pueden ser “los despistaos” o los imprevisibles, “a los que se les va la olla”; y lo mismo entre los vecinos o conocidos. Y esto que les hace sufrir…que les hace la vida más difícil… puede ser debido a un trastorno no diagnosticado. Porque cuando los adultos actuales eran más jóvenes había muy pocos especialistas que prestaran atención a estos síntomas y se tendía a etiquetarlos como niños problemáticos, malcriados o vagos. A estos niños se les dedicó poca o ninguna atención e incluso se les apartó de los que seguían una senda “normal” de desarrollo, de los buenos. Muchas de estas personas son cariñosas, inteligentes, creativas y consiguen llegar a metas muy altas, pero sienten que el esfuerzo requerido es mucho mayor para ellos que para otros. Además, hace años los niños no estaban expuestos a la inmensidad de estímulos que ahora nos rodean (teléfonos móviles, alarmas, posibilidades de actividades extraescolares, tráfico, luces, etc.). En muchos casos, estos adultos padecieron y siguen padeciendo un TDAH, y nadie es culpable de sufrir un trastorno. Diagnóstico Actualmente el TDAH se considera el trastorno mental no diagnosticado más común en los adultos. Con frecuencia, los adultos con TDAH son diagnosticados cuando se lo diagnostican a sus hijos y les preguntan si ha habido algún caso en la familia. Entonces el padre o madre del chico/a en cuestión hace un repaso a su historia personal y se siente identificado con lo que ahora le está ocurriendo a su hijo. Incluso comienza a darse cuenta de que se ha acostumbrado a vivir con unos síntomas que le dificultan mucho el día a día. Hasta hace relativamente poco, se pensaba que los niños y adolescentes que padecían un TDAH iban mejorando con la edad y que al llegar a la etapa adulta, los síntomas disminuirían en intensidad hasta desaparecer. Sin embargo, en los últimos años, se ha terminado por aceptar que muchos adultos continúan presentando síntomas de TDAH, y por lo tanto, son susceptibles de intervenciones que les permitan vivir mejor y reducir esos síntomas tan molestos. Las investigaciones actuales estiman que en torno a un 65% de los niños diagnosticados con TDAH pueden continuar presentando en la edad adulta síntomas como inatención, impulsividad e hiperactividad, que son los característicos del trastorno y que están presentes desde antes de los 6 años de edad en aproximadamente un 2-4% de los adultos. Mientras en la infancia, se presenta en una relación de 3 niños por cada niña, en los adultos, la relación es de 2 hombres con TDAH por cada mujer, o incluso menor. Hoy sabemos que el TDAH tiene un componente hereditario, que hace que sea más frecuente entre hijos de padres que lo padecieron, por eso es más fácil que en adultos esté presente entre los padres de niños diagnosticados. Si uno sospecha que padece o puede haber padecido un TDAH, antes de acudir a un especialista debe formularse preguntas del tipo de:
Los actuales criterios diagnósticos para el TDAH en adultos son muy similares a los de los niños según el Manual de Diagnóstico y Estadística de los Trastornos Mentales (DSM-IV) y pueden definirse como:
No todas las personas con TDAH presentan todos los síntomas ni con el mismo nivel de gravedad. Cada persona tendrá su propio perfil sintomático que tendrá como resultado una mayor o menor merma de su calidad de vida, y estos factores deben considerarse a la hora de decidir el mejor tratamiento para cada uno. Muchos lograrán llevar una vida feliz y productiva. Un profesional de la salud mental, psicólogo con especialidad clínica en TDAH o un psiquiatra el profesional ideal para llevar a cabo una exhaustiva evaluación clínica, que es el método definitivo de diagnóstico. Pueden diagnosticar también psiquiatras especialistas en TDAH. No hay exploraciones complementarias definitivas (ni resonancias ni electroencefalogramas ni análisis de sangre…), que garanticen el diagnóstico, ya que los criterios de evaluación son puramente clínicos, como acabamos de ver. La evaluación clínica incluye una recogida exhaustiva de datos de la historia clínica, con especial hincapié en la historia del desarrollo temprano, de su curriculum escolar, de su trayectoria profesional y de sus experiencias en las relaciones sociales, y esto suele precisar de entrevistas de no menos de dos horas, en una única sesión o dividida en dos o tres sesiones. Lo ideal es que además acuda a la consulta con el interesado algún familiar que pueda aportar información adicional (alguno de los padres o algún hermano que pueda complementar la historia del desarrollo temprano y corroborar las percepciones actuales del evaluado). Es importante tomar información acerca de cómo se desenvuelve en los distintos ambientes. Como ya hemos mencionado en otros apartados, tanto el diagnóstico como el plan de tratamiento deberían hacerse de forma individualizada, teniendo en cuenta las particulares características de cada persona, la composición de su familia, el tipo de trabajo que realiza y los medios de los que dispone. Tratamiento Teniendo en cuenta las dificultades que estos adultos encuentran en el desarrollo de sus actividades diarias, para muchos de ellos, el simple hecho de tener un diagnóstico claro y una orientación terapéutica posterior a la evaluación clínica, ya les proporciona una importante sensación de alivio. Este alivio procede fundamentalmente de la liberación de culpabilidad que genera una explicación coherente a eso que notaban dentro y a lo que no sabían cómo enfrentarse. Liberarse de culpa permite mejorar la percepción que tienen de sí mismos y comenzar a elevar su autoestima, que es uno de los puntos cardinales del tratamiento. Existen diversos abordajes terapéuticos que pueden ayudar a estas personas a manejar los síntomas que hemos descrito antes. Lo primero que suele hacerse es psicoeducación, es decir, un afrontamiento del trastorno consistente en la transmisión de información por parte del especialista tanto a los adultos diagnosticados como a los miembros de su familia, acerca de la naturaleza del trastorno y su tratamiento, que se acompaña del ofrecimiento de un marco en el que poder mejorar la transmisión de las emociones que acompañan al padecimiento de los síntomas y una mejoría de la comunicación global con los demás. Vendría a ser la creación de un entorno más favorable, primero en el ambiente familiar. Este primer paso, crea una base de confianza sobre la que poder construir el proceso de recuperación, los cimientos de un nuevo planteamiento de vida, que precisará de algún tiempo hasta adaptarse a las necesidades de cada persona. Posteriormente, habrá que realizar ajustes en los ambientes en los que más evidentes sean los síntomas. Muchas de estas personas presentan problemas en el trabajo. En estos casos, una intervención psicoterapéutica que permita un acompañamiento del paciente de tipo “coaching”, en el que conseguir ajustar las condiciones laborales a sus necesidades, suele ser de gran eficacia. Concienciar a las personas más cercanas al paciente, de forma parecida a como se realiza con la familia, puede ayudar en algunos ambientes. Si sus compañeros y/o jefes conocen que usted es más “lento” o “disperso” o “rápido pero atolondrado” que la mayoría y a la vez confían en que ese tiempo extra les permitirá hacer bien su trabajo, la relación laboral generalmente mejorará. Adoptar estrategias prácticas que permitan priorizar lo importante (confección de listas, recordatorios en diversos lugares, alarmas en determinados momentos, concreción de un plan con tiempos definidos para las distintas secuencias, etc.) puede ser muy útil para no sentirse perdido en ese proceso. Otro tipo de intervenciones posibles son una psicoterapia de tipo introspectivo que permita afrontar las dificultades del día a día, tratando de reconocer patrones que se han repetido de forma desadaptativa a lo largo de la vida, para tratar de encontrarles una explicación que nos permita sustituirlos por patrones más adaptativos, a través de técnicas de escucha activa, clarificación, confrontación, interpretación, etc. Otras intervenciones pueden ir enfocadas al momento, al aquí y ahora, para tratar de superar las dificultades concretas que están encontrando, como ocurre con las psicoterapias de orientación cognitivo conductual. O dirigiéndose a un ámbito concreto de la vida de la persona, como pueden ser las relaciones interpersonales, en la psicoterapia interpersonal, que puede ayudar a manejar mejor la interacción con otros. También una perspectiva más cognitiva que busque modificar ideas que han pervivido durante años en la cabeza de la persona de forma rígida, a las que se les ha dado entidad de verdad y que muchas veces proceden de aprendizajes distorsionados o experiencias traumáticas, puede ayudar a generar nuevos planteamientos de vida que ayuden a minimizar el sufrimiento. Hay diversos abordajes psicoterapéuticos que pueden ayudar a estas personas y en cada caso habrá un tratamiento que irá mejor. Hemos mencionado sólo algunas de las opciones más utilizadas habitualmente, pero eso no quiere decir que no haya otras también interesantes y es el especialista quien mejor puede determinar el que mejor se adapta a cada persona. Por supuesto, al igual que en niños y adolescentes, los adultos pueden beneficiarse de los tratamientos farmacológicos que se utilizan en los más jóvenes, como el metilfenidato en sus distintas formas de liberación, las sales anfetamínicas y la atomoxetina, ajustando las dosis al peso y las características de cada persona. Para los casos más graves, las investigaciones comparativas de diferentes tipos de tratamiento coinciden en que lo mejor para mejorar los síntomas del TDAH es la combinación de medicación y psicoterapia. En los casos más leves podrían bastar algunas de las medidas mencionadas anteriormente. En muchos casos, va a ser necesario tratar alguna de las complicaciones a las que puede llegarse mientras se padece el TDAH, y en ese caso es posible que haya que lidiar con una afectación del estado de ánimo, ansiedad, insomnio, abuso de sustancias, abstinencia a sustancias, etc. En ese caso los tratamientos deben ser orientados por el especialista de forma personalizada e incluso puede ser necesario el uso de medicación ansiolítica, antidepresiva, etc. Como ya hemos mencionado, hay una variedad de aspectos de comportamiento social, académico, vocacional o de relaciones interpersonales que pueden ser atendidas por el especialista, para tratar de conseguir ajustes que minimicen los defectos de cada persona y promocionen sus virtudes. Muchos adultos con TDAH pueden tener una vida feliz y productiva en muchos ámbitos. By E. d'Ornano, adaptado por Fernando Bryt Compartimos con ustedes una historia que utilizamos en nuestros talleres de educación emocional.
Su nombre es Silvia, maestra de 5º grado, el primer día de clase lo inició diciendo a los niños una mentira. Ella miró a sus alumnos y les dijo: Los quiero a todos por igual. Pero ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba Carlitos. Silvia había observado a Carlitos desde el año anterior, había notado que era diferente a los demás niños, no jugaba, su ropa estaba siempre descuidada y por su aspecto necesitaba darse un buen baño. Carlitos comenzó a ser desagradable, la maestra comenzó a marginarlo y al más pequeño error en sus tareas, sin contemplación lo corregía. En la escuela había una norma. Los maestros debían revisar el historial de cada uno de sus alumnos, pero Silvia dejó el expediente de Carlitos para el final. Cuando lo revisó, se llevó una gran sorpresa. La maestra de primer grado había escrito: Carlitos, es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de manera eficiente y tiene muy buenos modales, es un placer tenerlo en clase. Su maestra de segundo grado escribió: Carlitos, es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se le nota preocupado y triste por la grave enfermedad que está sufriendo su madre. Creo que debe ser muy difícil, para un niño de su edad. La maestra de tercer grado escribió: Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él, se esfuerza en hacer lo mejor, pero su padre no muestra mucho interés, considero que se deberían tomar ciertas medidas para que no afecte al desarrollo del niño y a su carácter. Su profesora de cuarto grado escribió: Carlitos se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones se duerme en clase. Al leer el expediente de Carlitos, Silvia se dio cuenta del mal que estaba haciendo al marginar y no tratar con amor a un niño con un problema tan grave y se sentía apenada y arrepentida por su actitud. Pasó poco tiempo y muy pronto llegaría la Navidad. Los alumnos, como de costumbre, le trajeron sus regalos, envueltos en fino papel y grandes lazos, excepto el de Carlitos. Su regalo estaba dentro de una bolsa de papel. A Silvia le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros niños, algunos se podían reír y otros se burlarían. Pero no tuvo más remedio que hacerlo. Dentro de la bolsa había un viejo brazalete y un frasco de perfume usado. Los niños empezaron a burlarse, pero ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era aquel brazalete mientras se lo probaba y lo mucho que le gustaba el perfume, mientras se ponía un poco de perfume en la mejilla. Carlitos se sorprendió de la actitud de la maestra y se quedó hasta que todos se hubieran ido para decirle: Silvia, en el día de hoy usted es como mi mamá. Desde ese día, ella dedicó tiempo y amor a ese niño, que un tiempo atrás había dejado de lado. Cuando llegó el final del curso escolar, Carlitos se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase. Por eso Silvia estaba emocionada y muy contenta…porque Carlitos se había convertido en su alumno más querido y preferido. Un año después, ella recibió una carta de Carlitos, diciéndole que había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida. Seis años después recibió otra carta, diciéndole que había terminado sus estudios secundarios y que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida. Cuatro años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la escuela y pronto se graduaría con los más altos honores. Volvió a repetirle a Silvia que seguía siendo la mejor maestra que había tenido y que la admiraba. Cuatro años después recibió otra carta, en esta ocasión le contaba que había terminado sus estudios en la Facultad de Derecho y continuaba la carta diciendo las mismas palabras que las anteriores, que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita. Pero más adelante en la carta le contaba que su padre había fallecido y también que iba a casarse. Le preguntó si le gustaría ocupar en su boda el lugar que normalmente es reservado para la madre del novio y Silvia aceptó. El día de la boda, se presentó vestida como una reina, con el viejo brazalete en su muñeca y perfumada con el recuerdo que conservaba, desde aquella Navidad. Carlitos emocionado la abrazó, le dio un beso y le susurró al oído: Gracias Silvia por creer en mí, gracias por haberme hecho sentir la diferencia y por ayudarme en el momento más difícil de mi vida. Silvia con lágrimas en los ojos, le dijo: Te equivocas, tú fuiste el que me enseñó a mí, que yo puedo hacer la diferencia. Aprendí a ser verdaderamente una maestra, cuando te conocí. Enseña a sentir la diferencia, muestra tu amor a alguien que tenga necesidades. Seguro que ahora mismo, a tu lado hay alguien que está sufriendo. |
Archives
Septiembre 2024
Autor
Mi vocación es la psicología clínica, tanto en diagnóstico como en tratamiento. Por ello fui en busca de formación en centros de referencia de distintas culturas y sigo mi camino de crecimiento, siendo mis pacientes mi fuente más preciada de aprendizaje. Categorías
Todo
|