Por Fernando Bryt Mis estudiantes me suelen preguntar. ¿Cómo responder a las posturas que niegan la existencia del TDAH, cuando estas vienen desde profesionales de la salud mental que critican la patologización y la medicalización de la infancia? Y les contesto que la medicalización y patologización de la infancia es un fenómeno que existe. Sin embargo, al negar la existencia del TDAH y por lo tanto todo el sufrimiento que genera en el niño y su entorno, no hacen más que ayudar a perpetuar la medicación, sin otras intervenciones psico-sociales y dificultan la socialización de la información adecuada para que la inclusión sea posible. Antes de entrar en debates que nos lleven a enfrentamientos ideológicos muy por fuera del sufrimiento diario de niños, padres y docentes, lo mejor es responder con herramientas concretas de inclusión, para que la medicación no sea la única alternativa. En el marco de la Especialización que estamos impartiendo a distancia, Natalia Mareco, estudiante del curso y educadora de primera infancia, realiza una síntesis de algunas de las herramientas de inclusión presentadas, que hemos corregido y adaptado y que compartimos a continuación. De acuerdo al psicólogo Russell Barkley, uno de los principios fundamentales para la inclusión educativa del alumno con TDAH es la ACTITUD del adulto responsable. Los adultos debemos comprender que no podemos re-diseñar al niño para que no tenga TDAH, ya que el mismo es un trastorno causado por factores biológicos. Aunque no parezca en apariencia física, el niño con TDAH tiene una disfunción neurobiológica. Las personas con TDAH tienen importantes dificultades para afrontar el tiempo, las fechas limites y la organización de la conducta durante periodos extendidos. Por lo tanto, es útil reducir las demoras entre los acontecimientos, las respuestas y las consecuencias. Convertir la información importante en algo tangible y físico dentro del entorno. Las personas con TDAH tienen serias dificultades para guardar en mente la información que se utiliza para guiar la conducta o realizar una tarea. Sirve de ayuda colocar datos claves dentro del entorno. Es necesario convertir la motivación en algo tangible y externo. El TDAH interfiere en la capacidad de motivarse cuando no existen consecuencias externas e inmediatas. Otra función ejecutiva que resulta disminuida por el TDAH es la capacidad de procesar la información para resolver problemas. Es importante poder convertir la resolución de problemas en algo externo y manual. Por ejemplo si el niño debe resolver una operación matemática permitirle que lo pueda hacer con canicas, ábaco, etc. Es importante que el docente cambie las recompensas periódicamente para que los niños no se aburran, de esta manera se mantiene el nivel de motivación. La comunicación del docente hacia el niño con TDAH debe ser breve, clara y directa. Dicha comunicación debe ser personal y es importante establecer contacto visual con el niño. Un principio importante que debería ser aplicado por los docentes es la anticipación de situaciones problemáticas y la creación previa de un plan para afrontarlas. Cuando el docente conoce al niño va conociendo dichos problemas a afrontar. El docente debe practicar el perdón. Comprender que se van a producir errores y no molestarse cuando esto suceda. Simplemente intentar cambiar la situación la próxima vez. Evitar culpar o juzgar a los padres, ya que el TDAH no esta relacionado con las practicas de crianza. Es fundamental que las personas que trabajan en educación adopten estos principios y herramientas que enseña este informe, es muy útil y además hay que tener en cuenta que el entorno escolar es una de las áreas en la que los niños y adolescentes con TDAH se encuentran mas perjudicados y donde sus disfunciones se hacen mas severas en comparación con los otros alumnos. Para finalizar mi síntesis - dice Natalia Mareco, esta información me parece espectacular, fundamental para los docentes y educadores, y es una pena que no todos los maestros y profesores cuenten con estas valiosas heramientas. Me encantó la estrategia de recompensas mediante fichas para después canjear por cosas de su interés. Ojalá se empezara a implementar en las escuelas porque seria de gran motivación para los niños. Comparto la siguiente frase del material: "Las discapacidades dependen de la situación en la que el individuo tiene que funcionar. Como se desenvuelve un niño en el entorno escolar, depende de la manera en la que estructuramos ese entorno" Adaptarnos a las diversidades es el gran desafío diario que tenemos los que trabajamos con niños y adolescentes. Pulsa aquí para participar del debate.
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Artículo extraído de la guía de la especialización a distancia en TDAH e inclusión educativa, (Fernando Bryt y cols 2019) [email protected] Trastorno por déficit de atención e Hiperactividad – TDAH Existen varios mitos sobre el Trastorno por déficit de atención e hiperactividad-TDAH, entre ellos, que la medicación es sinónimo de tratamiento, que solo medicar es un tratamiento adecuado, que el TDAH no se cura o que es un trastorno sobre- diagnosticado. Pero el hecho que despierta más polémica dentro de los expertos en el tema es la clasificación diagnóstica del DSM. Esta incluye, en un mismo diagnóstico, dos trastornos con manifestaciones totalmente distintas y en ciertos casos opuestas. Un 40% de personas diagnosticadas con TDAH son del sub-tipo inatento. El debate consiste en si éste es un subtipo o un trastorno diferente. El psicólogo Russell Barkley, junto con otros referentes en el tema, lo llaman Trastorno por Tempo Cognitivo Lento. Este será posiblemente un trastorno diferenciado en el futuro llevando éste u otro nombre. Los inatentos procesan la información de forma lenta y dispersa a diferencia de los hiperactivos-impulsivos que lo hacen en forma rápida y desordenada. Los inatentos son introvertidos, ansiosos, aprensivos y desarrollan, predominantemente, trastornos afectivos a diferencia de los hiperactivos-impulsivos que son extrovertidos y expansivos desarrollando, predominantemente, trastornos de conducta. En todo caso el tratamiento multimodal también es diferenciado y con objetivos distintos en su inclusión educativa. Pulsa aquí para ir a la debate: Del capítulo: Alteraciones emocionales y neurobiológicas en tus hijos, del libro: Alternativas al Castigo.Educación emocional en la familia. Fernando Bryt. Ed. Fin de Siglo. Descripción del trastorno El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad- TDAH es frecuente, afectando entre un 3 y 7% de niños en edad escolar, (APA, 2000). El manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSMIV-TR) de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, 2000) define el TDAH como un trastorno psiquiátrico de inicio en la niñez que evidencia un desarrollo inapropiado de la capacidad de sostener la atención en tareas que requieran esfuerzo (déficit de atención), de controlar la actividad motora de acuerdo a la situación (hiperactividad), así como de la capacidad de espera y de evaluar la situación antes de actuar (impulsividad). Para el diagnóstico el sujeto debe de manifestar estos síntomas antes de los 7 años, con tal frecuencia e intensidad, que lo afecten en su funcionamiento social, académico y generen un sufrimiento clínicamente significativo en el propio niño o en su entorno. Como diagnostico diferencial se deben descartar fundamentalmente un medio familiar desestructurado, el retraso mental y el trastorno bipolar de inicio temprano. El DSMIV-TR clasifica el TDAH en tipo combinado, tipo con predominio del déficit de atención (que no manifiesta hiperactividad) y tipo con predominio hiperactivo-impulsivo (APA, 2000). El TDAH es un trastorno mental de origen neurológico con componentes genéticos. Produce en los niños que lo padecen hándicaps sociales, académicos y emocionales que afectan en forma significativa su desarrollo socioemocional y lo predisponen a otros trastornos, que suelen aparecer con frecuencia en el desarrollo del niño en forma secundaria al TDAH. Según Barkley (1997, 2000a) la mayoría de niños diagnosticados de TDAH llegan a la consulta a partir del tercer año escolar, pero suelen comenzar sus problemas más temprano, con un impacto negativo tanto en su adaptación escolar como en la relación familiar, manifestando disturbios emocionales y conductuales significativos. Su pobre autorregulación emocional dificulta el control de la ira y la tolerancia a la frustración. La impulsividad lo involucra en continuos problemas de relación social, adaptación a las normas, lo hace más propenso a tener conductas de riesgo y a sufrir accidentes. Suelen meterse en problemas y en peleas más frecuentemente que otros niños. Asimismo, por su desnivel en la capacidad de atención y regulación motora; tienen dificultades para mantener la atención en una tarea prolongada, como atender en clase, hacer los deberes o escuchar a los adultos. Frecuentemente se olvidan de sus cosas, dirigen la atención hacia otras actividades antes de terminar una tarea o tienen dificultad para permanecer sentados y quietos en una situación que así lo requiera. Sus dificultades académicas derivan con frecuencia en trastornos de aprendizaje con mayores posibilidades de fracaso escolar (Barkley, 1997). El niño con TDAH manifiesta conductas impulsivas, como cruzar la calle sin mirar, contestar antes de que se termine de preguntar, no esperar turno, actuar sin tener en cuenta el contexto, golpear a sus compañeros cuando lo que quiere es jugar y otras conductas de riesgo en las que parece no medir el peligro. La impulsividad está relacionada con dificultades del proceso cognitivo involucrado en las funciones inhibitorias cerebrales. Los niños con TDAH más impulsivos no suelen ser invitados a los cumpleaños, son rechazados en equipos deportivos y en los juegos con sus compañeros por lo que sus posibilidades de inserción social se ven limitada. Según Barkley (1997, 2002b) los padres y profesores de niños con TDAH son más propensos a utilizar estilos educativos punitivos con estos niños por lo que tiene más posibilidades de ser expulsados de las escuelas y de ser maltratados por adultos, especialmente sus padres. La sumatoria de las consecuencias del trastorno en el medio, con sus constantes fracasos y pobre adaptación social, provoca síntomas de desánimo y repercute profundamente en el desarrollo socio-emocional del niño, facilitando la aparición de otros trastornos mentales (Connor et al, 2003). Comorbilidad Es frecuente la existencia de otros trastornos que coexisten con el TDAH o que son provocados por éste en la evolución del mismo. Los problemas socio-emocionales y los trastornos asociados empeoran el pronóstico. Los problemas psicológicos asociados al TDAH como el desánimo, la construcción de una identidad basada en sus dificultades y baja autoestima, su pobre adaptación escolar y las crisis familiares provocadas por el trastorno implican a menudo un sufrimiento mayor que los propios síntomas del TDAH y agraven los mismos, por lo que deben de ser abordados en el tratamiento. Un número importante de niños diagnosticados de TDAH presentan, además, trastorno negativista desafiante (35-60% en muestras clínicas y comunitarias), trastorno disocial (30-50%), trastornos específicos del aprendizaje (10-26% cuando se utiliza un criterio restrictivo; entre 30-40% con un criterio más laxo), trastornos del estado de ánimo (20-30%) o de ansiedad (25-40%). Al llegar la niñez media el niño con TDAH de tipo combinado o con predominio hiperactivo-impulsivo, que no ha tenido un tratamiento adecuado, es más propenso a desarrollar un trastorno negativista/desafiante, caracterizado por las mentiras, los engaños, la desobediencia, la desadaptación a las normas y el desafío a los adultos (Connor et al, 2003). En su evolución los adolescentes con TDAH, dependiendo del medio socioeconómico y cultural y de la estructura familiar, tienen más posibilidades desarrollar un trastorno di-social, caracterizado por conductas delictivas, maltrato a animales o personas. Asimismo, aumentan las posibilidades de abuso de sustancias, de atentar contra su vida y de derivar en trastornos depresivos (Barkley, 1997). Al llegar a la juventud los sujetos con TDAH tienen más experiencias problemáticas en el trabajo y un incremento en la posibilidad de conductas antisociales (Fischer, et al 2002) 3.2 Tratamiento Hoy en día hay consenso científico en cuanto al tratamiento multimodal, desde diferentes enfoques y en diferentes contextos, combinados según las necesidades concretas de cada niño. El tratamiento multimodal parte del trípode psico-educación, medicación e intervención psicosocial (fundamentalmente con abordajes cognitivos- conductuales, dirigidos al niño y su contexto cercano; familia-escuela). El tratamiento está orientado tanto a los síntomas centrales del trastorno como a los síntomas asociados, en las diferentes áreas de funcionamiento del niño (Barkley, 2002a) Tratamiento conductual La modificación de conducta integra un conjunto de estrategias de control de contingencias, atendiendo a las consecuencias que recibe el niño por su conducta. Parte de la premisa de que las conductas de los niños son producidas en parte y mantenidas en gran medida por su contexto, tanto en sus antecedentes como en sus consecuencias (Miller, 1975). La intervención conductual tiene como objetivo disminuir las conductas inadecuadas para el sujeto o su entorno y aumentar las conductas adecuadas alternativas a las primeras. Si las conductas adecuadas no existen, ayudar al sujeto a adquirirlas. En el tratamiento conductual dirigido a niños los padres y profesores tienen un papel fundamental, ya que son ellos los que tienen mayor influencia en el contexto en el que se produce y se mantienen las conductas de los niños. Muchas veces existe una disfunción en el contexto por lo que la intervención va dirigida a producir cambios en el mismo, controlando las contingencias. En los niños con TDAH esta intervención es necesaria ya que la sintomatología disruptiva afecta a los adultos encargados de gestionar el contexto en el que el niño se desenvuelve (Gelfand y Hartmann, 1968). Para modificar los antecedentes de las conductas se interviene sobre el control de los estímulos, sobre las rutinas, el orden, la organización familiar y escolar. Una de las consecuencias que más influye en las conductas de los niños es la atención que los adultos significativos brindan a las mismas. Es una tendencia natural que el niño busque la atención del adulto desde los primeros días de vida. La tendencia (no necesariamente consiente) de búsqueda de atención de los adultos significativos supera la cualidad y la forma en que es brindada esa atención, por lo que muchas veces los adultos cometen el error de brindar atención negativa (gritos, sermones, críticas, enfados, etc.) con la intención de disminuir las conductas inadecuadas de los niños y producen el efecto contrario, manteniendo las conductas al brindar especial atención al niño por las mismas. Los niños sin ser consientes buscan la atención de los adultos y aunque sufriendo muchas veces por sus reprimendas continúan privilegiando la atención que estas generan en los adultos (Wolraich, 2002). Si lo que se busca es enseñar o aumentar una conducta adecuada se utiliza el modelaje y el refuerzo o atención positiva. Para disminuir conductas inadecuada se utilizan técnicas de extinción (ignorar sistemáticamente una conducta) y el castigo, que en las corrientes teorico-técnicas actuales de modificación de conducta se aplica ligado a los que se denomina consecuencias lógicas reparadoras, coste de respuesta y retirada de privilegios (Pelham y Hoza, 1996). Estas nociones difieren de lo que culturalmente es entiendo por castigo, ligado más al sufrimiento corrector que ocasiona la sanción y a la descarga emocional del adulto que lo aplica Las técnicas conductuales se presentan siempre de una forma integrada atendiendo a las particularidades de cada caso. Las estrategias de economía de fichas, donde se integra refuerzo positivo y coste de respuesta con retirada de privilegios son frecuentemente utilizadas. La aplicación del control de contingencias basadas en las técnicas de modificación de conducta ha mostrado su eficacia tanto en la familia como en la escuela (Maughan et al, 2005) Entrenamiento conductual a padres ECP El entrenamiento a padres en modificación de conducta es una intervención reconocida en el ámbito académico y científico para el tratamiento de niños con problemas disruptivos o como medida de prevención primaria, secundaria y terciaria, al enseñar a los padres principios y habilidades educativas saludables para ser aplicadas en contexto natural del niño (Gottfredson et al, 2002) El ECP está especialmente indicado en los trastornos exteriorizados, por varias razones: 1. Los padres de niños con TDAH tienen más dificultades en reconducir las conductas inadecuadas de sus hijos. 2. La mayoría de los problemas de conducta se adquieren y mantienen en el contexto natural, por lo que entrenar a quienes tienen mayor influencia sobre los niños para gestionar sus conductas problemáticas y por ende cambiar el contexto natural, incrementa la posibilidad de que estas conductas cambien (Gelfand y Hartmann, 1968). 3. El sufrimiento significativo propio de los trastornos externalizados se manifiesta no sólo en el niño, sino fundamentalmente en su entorno, en otros niños y especialmente en padres y profesores, por lo que requieren el apoyo apropiado. Los padres de niños con TDAH tienen mayor riesgo de sufrir depresión, ansiedad o discordia marital (Woodward, 1998). Las conductas disruptivas aumentan significativamente el estrés de los padres, generan falta de confianza en sus habilidades parentales y en su autoridad para educar a sus hijos. 4. El ECP provee una buena relación costo – beneficio como tratamiento psicosocial y permite un impacto poblacional mayor a otros abordajes grupales. Evidencia científica de la eficacia del tratamiento La medicación estimulante con metilfenidato, es el tratamiento más utilizado para el TDAH con buenos resultados en un 70-80%. Es la intervención terapéutica con más estudios sobre sus resultados, como lo demuestran distintas revisiones bibliográficas. Amador et al. (2010) apuntan que en más de 250 trabajos publicados y las guías clínicas de diferentes instituciones europeas y americanas, refieren el uso de los fármacos estimulantes como una de las opciones eficaces para el tratamiento del TDAH (Taylor et al., 2004). La medicación evidencia mejores resultados que las demás intervenciones en los síntomas centrales del TDAH a corto plazo, pero no a largo plazo ni en relación a los síntomas asociados (Swanson y Volkow 2009). Asimismo, han demostrado eficacia la intervención psicosocial cognitivo-conductual en diferentes encuadres, modificación de conducta en la familia y en la escuela, técnicas cognitivas de autorregulación, entrenamiento en habilidades sociales en grupos terapéuticos y entrenamiento conductual a padres (Majewicz-Hefley y Carlson, 2007, MTA Cooperative Group, 1999a, 1999b, Pelham et al 2005). En los últimos años las investigaciones sobre tratamiento de TDAH se han centrado en determinar los componentes más eficaces del mismo, coincidiendo en que la medicación con metilfenidato es eficaz en los síntomas básicos del TDAH y las intervenciones cognitivo-conductuales incluyendo el entrenamiento conductual a padres son eficaces también en sintomatología asociada y en los problemas ambientales asociados al trastorno. Las intervenciones escolares, que están siendo destacadas por las investigaciones, permiten realizar las modificaciones específicas para los niños con TDAH atendiendo a sus necesidades especiales para mejorar el rendimiento académico y las relaciones con los compañeros (Barkley, 2002b, 2007). Evidencia científica del ECP A. Evidencia para población general Existe evidencia de que las modificaciones en el estilo educativo parental producen cambios en las relaciones entre padres y niños. Los estilos de educación positiva producen en los padres mejora de su autoestima en la asunción de su rol educativo y producen aumento de la conducta positiva del niño (Mash y Johnston , 1990; McBride et al 2002) B. Evidencia para problemas de conducta y TDAH En la actualidad ha aumentado el desarrollo de programas de ECP y los estudios de evaluación sobre los mismos. El crecimiento de las investigaciones sobre el tema y las últimas revisiones demuestran su eficacia en el tratamiento de los problemas de conducta en niños y adolescentes (Piquero et al, 2009). El entrenamiento a padres para enseñarles técnicas educativas eficaces es efectivo para el tratamiento del TDAH dando lugar a disminución en el estrés parental, las discordias maritales, el comportamiento perturbador del niño y los conflictos de relación con padres y compañeros, así como en el aumento de las conductas pro- sociales del niño con TDAH en casa y en la escuela (Barkley, 1997, 2002b). Una revisión bibliográfica realizada por Maughan y colaboradores (2005) encontró que desde la década de los 70 se han publicado más de 400 reportes de investigación. Entre 1970 y 1995 ya se habían publicado diecinueve artículos de revisión (Bourke y Nielsen, 1995). Revisiones realizadas por O’Dell (1974), Moreland y Schwebel, Beck y Wells (1982), Serketich y Dumas (1996) confirman que el entrenamiento de padres es frecuentemente utilizado para el tratamiento de los problemas de conducta (Maughan et al, 2005). El meta-análisis llevado a cabo por Serketich y Dumas en 1996 examina la efectividad del ECP para modificar la conducta antisocial en niños. De un conjunto de 117 estudios su criterio de inclusión redujo su análisis a 26 estudios con grupo control, que utilizaron cuestionarios para padres y para profesores, en el que el primer objetivo era el tratamiento de la conducta antisocial. Los resultados indicaron que niños y padres que participaron en los ECP tenían mejores resultados en todas las medidas realizadas en comparación a los grupos control, aumentando la autoestima y la cooperación entre la pareja para resolver los conflictos. Graziano y Diament (1992) encontraron que los resultados del ECP eran muy efectivos en tratamientos de problemas específicos incluyendo el TDAH. Generalidad y exportabilidad de los programas de ECP Los programas de ECP manualizados son útiles para evaluar las intervenciones psicosociales, sin embargo la implementación de estos programas debe de adaptarse a las características particulares de la población participante (Hoagwood y Jensen, 1995. Weisz, et. al 1995). El programa manualizado de Barkley, Defiant Children: A Clinician's Manualf or Assessment and Parent Training (1997) ha sido ampliamente replicado con padres de niños con TDAH en contextos habituales de tratamiento, especialmente consultas particulares y en servicios pediátricos y psiquiátricos no universitarios El ECP como parte del tratamiento multimodal del TDAH Anastopoulos y Farley (2003) refieren que el ECP es una intervención efectiva y útil también cuando se aplica conjuntamente con la medicación estimulante. Los fármacos estimulantes tienen efectos durante unas horas que varían dependiendo de su presentación. Se suele medicar para que haga efecto en horario escolar, pero luego los padres tienen que lidiar con la conducta disruptiva de los niños en casa. Existen estudios que evidencian que el ECP ayuda a reducir las dosis necesarias de metilfenidato para producir efectos positivos en los niños (Froelich et al, 2002). El Estudio de Tratamiento Multimodal de niños con TDAH (MTA Cooperative Group, 1999) del National Institute of Mental Health en Estados Unidos, examinó los resultados del tratamiento en seis servicios universitarios. Los participantes fueron asignados al azar a uno de cuatro grupos con diferentes intervenciones terapéuticas. Los grupos de tratamiento incluían, grupo 1) sólo tratamiento farmacológico con metilfenidato (con un seguimiento especialmente diseñado), grupo 2) sólo tratamiento conductual, grupo 3) tratamiento farmacológico más tratamiento conductual, grupo 4) intervención ambulatoria (que incluye el tratamiento farmacológico). Los resultados iniciales mostraron una superioridad en la eficacia de los grupos de tratamiento con medicación y de medicación más tratamiento conductual sobre los otros grupos de tratamiento (MTA Cooperative Group, 1999). En una siguiente fase se estudió los resultados a los 24 meses (MTA Cooperative Group, 2004) con 540 de los 579 niños participantes del primer estudio manteniéndose las superioridades de la medicación y del tratamiento combinado con terapia conductual en comparación con los otros tratamientos. Sin embargo, los resultados del estudio revelan la reducción de los efectos a la mitad en 24 meses. Teniendo en cuenta que los participantes fueron libres en escoger el tratamiento luego de los 14 meses, por que los resultados no se pueden atribuir directamente a la manipulación de las variables independientes (tipos de tratamiento). El estudio a los 36 meses (Swanson, et al 2007) desveló el desvanecimiento de las diferenciasentre los grupos de tratamiento asignados al azar. Arnold y colaboradores (2008) concluyen luego de los 36 meses: 1. El uso continuo de metilfenidato afectó significativamente el crecimiento de la talla corporal. El uso intermitente de metilfenidato (con períodos de descanso) aminoró la reducción del crecimiento. 2. A los 36 meses el tratamiento con medicación estimulante no demostró un efecto protector contra el uso o abuso de sustancias, como ha sido manejado por la literatura científica desde la última década (Swanson y Volkow, 2009). 3. Los niños que participaron en terapia conductual mostraron a los 36 meses menos abuso de sustancias. La terapia conductual podría tener un efecto protector sobre el inicio temprano del uso de sustancias. 4. Los resultados muestran la eficacia de los tratamientos farmacológicos y conductuales combinados a corto plazo y el desvanecimiento de sus resultados si no se continúa el tratamiento. 5. El tratamiento farmacológico con un seguimiento y retroalimentación asidua, con informes periódicos de los padres y maestros tuvo resultados significativamente mejores que la administración de medicación sin este seguimiento en la intervención ambulatoria. Los autores del estudio brindan las siguientes recomendaciones (Arnold et al, 2008): 1. La mediación es indicada luego de una consideración de la proporción entre los beneficios y los riesgos en cada caso en particular. 2. El tratamiento farmacológico sólo debe considerarse como parte de un plan abarcador que haga participes a padres, maestros y al propio niño. 3. La terapia conductual es efectiva, ayuda a disminuir las dosis de medicación y a introducir periodos de suspensión de la medicación, necesarios para prevenir perdida de estatura y otros efectos secundarios. 4. El tratamiento conductual podría ser factor protector para el abuso de sustancias de inicio temprano. RESPUESTA A POSTURAS NEGATIVISTAS DEL TDAH. Pulsa aquí para ir al texto complementario REFERENCIASAnastopoulos, A.D., y Farley, S.E. (2003). A cognitive-behavioral training program for parents of children with Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder. In A.E. Kazdin y J. R. Weisz (Eds.), Evidence-based psychotherapies for children and adolescents (pp. 187-203). New York: Guilford Publications. Arnold, L E, Swanson, J M, Hechtman, L, Vitiello, B, Molina B S G, Jenson, P, Hinshaw, S P, y Wigal, T. 2008. Understanding the 36-month MTA follow-up findings in context. Attention!, 2, 15-18. Barkley, R. 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Septiembre 2024
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Mi vocación es la psicología clínica, tanto en diagnóstico como en tratamiento. Por ello fui en busca de formación en centros de referencia de distintas culturas y sigo mi camino de crecimiento, siendo mis pacientes mi fuente más preciada de aprendizaje. Categorías
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