Permití a tu hijo equivocarse, caerse, aprender de los errores, crecer. El niño al que no se le permite subir a los arboles, será el primero en caerse de uno, cuando a los 12 años juegue a trepar con sus compañeros más seguros. Sus pensamientos le harán temblar las piernas, apoyará mal el pié y caerá. Aquella madre sobre-protectora que no le permitió explorar el espacio en los ejercicios de subir, trepar, descubrir, cuando era más chico, habrá provocado su caída. Proteger a tu hijo es necesario en la medida de sus necesidades. Todo mamífero nace indefenso y necesita un periodo de protección, siendo en el bebe humano el más prolongado. Para ello contamos con ciertos instintos de protección, más acuciados en las madres, pero también presentes en los padres. Por ejemplo, el sentimiento de ternura que tenemos ante los bebes y que se manifiesta también ante otros cachorros mamíferos viene determinado en los genes a modo de instinto. En todos los mamíferos esta protección primaria genera vínculos afectivos. Pero en el ser humano ese vínculo afectivo está cargado también de significados y es constructor de nuestra mente. En todo caso la protección debe de ser funcional y debe de ir dirigida al desarrollo de la autonomía y de la potencialidad del niño. Es tan prejudicial y grave para el desarrollo psicosocial del niño, la negligencia en la protección, cuidado y amor, como la sobre-protección, que anula la posibilidad de desarrollo de un ser independiente y seguro de su potencial. Por Psic. Fernando Bryt
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Septiembre 2024
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Mi vocación es la psicología clínica, tanto en diagnóstico como en tratamiento. Por ello fui en busca de formación en centros de referencia de distintas culturas y sigo mi camino de crecimiento, siendo mis pacientes mi fuente más preciada de aprendizaje. Categorías
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